La velocista olímpica bielorrusa Krystsina Tsimanóuskaya, que partió de Tokio de forma precipitada por un conflicto con las autoridades deportivas de su país, llegó la noche de este miércoles a Polonia, donde le concedieron un visado humanitario, pues teme represalias en Bielorrusia.
El avión de la aerolínea polaca LOT procedente de Viena, donde hizo escala, aterrizó en Varsovia a las 18H11 GMT, según la información del aeropuerto.
Amenazada de ser repatriada por la fuerza a Bielorrusia tras haber criticado a la federación de atletismo de su país en los Juegos Olímpicos de Tokio, la atleta de 24 años debía tomar un vuelo directo de Tokio a Varsovia. Pero cambió de itinerario en el último minuto.
En Viena, donde su vuelo aterrizó poco después de las 13H00 GMT, un vehículo negro, seguido de dos coches de policía, esperaba a Tsimanóuskaya, cuyo asunto dominó en los últimos días la actualidad extradeportiva de los Juegos de Tokio.
Se trataba de “preservar su seguridad”, explicó a la prensa el secretario de Estado austríaco Magnus Brunner, que acudió a su encuentro, según fotos oficiales donde se ve al atleta en jeans y mascarilla roja.
Está “en buena forma, dadas las circunstancias (…) Naturalmente, se preocupa por su familia. Está cansada y tensa después de los acontecimientos de estos últimos días”, dijo Brunner a la prensa después de hablar bremente con ella, destacando que la deportista está “nerviosa sobre lo que le espera”.
La atleta no se ha pronunciado ni en su salida de Tokio ni en su tránsito por Viena, pero debería tomar la palabra el jueves en Varsovia, según la oposición bielorrusa a favor de la democracia.
Críticas a su federación
La atleta explicó el domingo haber escapado a ser repatriada por la fuerza a Bielorrusia, días después de haber criticado a la federación de atletismo de su país en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Según Tsimanóuskaya, la federación bielorrusa quería obligarla en un primer momento a participar en los relevos del 4×400 metros, ante lo que la atleta mostró su indignación ya que solo tenía previsto correr los 100 y los 200 metros.
Temiendo ser encarcelada si regresaba, Tsimanóuskaya obtuvo ayuda del Comité Olímpico Internacional (COI) y protección policial mientras estaba en el aeropuerto de Tokio-Haneda.
Luego se refugió en la embajada de Polonia en la capital japonesa. Por razones de seguridad, las autoridades polacas no dieron información anticipada sobre su salida de Japón.
El gobierno del primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que prometió “seguir apoyando activamente a toda la nación bielorrusa y a los militantes de la oposición perseguidos”, también concedió el miércoles un visado humanitario al esposo de la deportista, Arseni Zdanevich, que había huido a Ucrania.
Contactado por la AFP, Zdanevich expresó su “gratitud”, pero se negó a decir cuándo llegaría a Varsovia.
Representantes de la Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva (BSSF, por sus siglas en inglés), una organización que apoya a los deportistas perseguidos por las autoridades bielorrusas, planearon recibir a Tsimanóuskaya a su llegada al aeropuerto de Varsovia, así como otros activistas prodemocracia bielorrusos.
Investigación del Comité Olímpico
El COI inició una investigación oficial sobre el asunto. Su portavoz, Mark Adams, afirmó el miércoles haber recibido un informe del comité olímpico de Bielorrusia que está “siendo evaluado”.
El incidente provocó la condena internacional de Bielorrusia, una antigua república soviética gobernada con mano de hierro por el presidente Alexander Lukashenko desde 1994 y cuyo hijo dirige el comité olímpico nacional.
“El régimen de Lukashenko intentó cometer un nuevo acto de represión transnacional (…) Actos así violan el espíritu olímpico, son un ataque a los derechos fundamentales y no pueden ser tolerados”, reaccionó a principios de semana el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
El movimiento prodemocrático de Bielorrusia, que protagonizó masivas manifestaciones durante 2020, está siendo duramente reprimido por el gobierno y miles de opositores fueron detenidos u obligados a exiliarse.
El dirigente de una ONG bielorrusa, Vitali Shishov, exiliado en Ucrania, fue encontrado el martes ahorcado en un parque de Kiev cercano a su domicilio.
Según la policía local, podría tratarse de un “asesinato camuflado en suicidio”.
INVESTIGARÁN A BIELORRUSIA POR INTENTAR OBLIGAR A ATLETA REFUGIADA A REGRESAR A SU PAÍS
klcg