“Tratamos de visibilizar el horror que se vive en México -por lo que- ‘sitios de exterminio’ debería horrorizar a cualquiera por eso está en la mesa del debate el concepto”, subrayó Graciela Pérez Rodríguez.
Pérez Rodríguez fundadora de Milynali Red y que busca en el sur de Tamaulipas desarrolló junto a sus compañeros el Protocolo Estandarizado de Búsqueda Ciudadana en Sitios de Exterminio, en la que detalla las características de los “sitios de exterminio”.
En el Protocolo se indica que:
- Es un punto en el que miembros de la delincuencia organizada establecieron un campamento en el que vivieron.
- En el lugar, más allá de ocultar cuerpos se “busca destruirlos en un intento deshumanizado de impedir su identificación”.
- No se deben confundir ni contabilizar como fosas clandestinas.
- Cada sitio requiere de un proceso técnico específico para localización -análisis geológico y/o arqueológico-, e intervención.
Todo esto para conservar intacta la cadena de custodia que comienza desde la ubicación, la zona núcleo del exterminio -donde se utilizaron los tambos de incineración-, el campamento donde vivieron los civiles armados, el área o áreas de esparcimiento de restos -que se podría extender por muchos metros a la redonda-, y la determinación de los indicios, que no sólo son cenizas y restos carbonizados.
Pérez Rodríguez enfatizó que no deben confundirse con “campos de exterminio”, por las implicaciones históricas que conlleva, sino que son “sitios” puntos cualquiera de Tamaulipas en donde la delincuencia organizada estableció campamentos para destruir cuerpos; son lugares en los que se pasó de sólo ocultar cuerpos -fosas clandestinas- a destruirlos.
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Y prueba de ello, es que doña Graciela en su primer sitio de hallazgos localizado en 2012, “no sólo era la fosa clandestina, era todo el sitio que ocupaba esa gente para estar ahí y hacer lo que quisiera, como destruir cuerpos, era un rancho a la intemperie pero los sitios pueden tener diferentes contextos”.
Sus “heridas de guerra”
La fundadora de Milynali Red comparte que ella no ha dejado de buscar en el sur de Tamaulipas, lo que le ha dejado varias “heridas de guerra” que no se limitan a las picaduras de insectos y el calor que soporta cada vez que va a un punto, también implica los desaires que ha enfrentado.
Uno de ellos, en 2015, cuando un miembro de la PGJ le preguntó para qué necesitaba una unidad forense móvil -ya había informado de varios sitios- cuando bien “podría recoger los restos en una bolsita de papel como la del pan”.
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U otra ocasión en La Haya, cuando un diplomático mexicano comentó frente a ella que todas las personas desaparecidas en Tamaulipas eran centro y sudamericanos en busca “del sueño americano”, pese a que los cinco desaparecidos de doña Graciela -como ella- son de San Luis Potosí“.
“Aquí en México hemos normalizado tanto la desaparición, tanto que desaparecer cinco no es nada”, enfatizó.
En ese entonces ya tenía documentados 40 sitios de exterminio y a la fecha van 53, todos en el sur de Tamaulipas.
Al respecto, subraya “que no se chotee el término sitios de exterminio, porque por fin alguien, una comisionada –Karla Quintana– lo dijo, y no la estoy alabando porque todavía le falta mucho.
Porque lo dijo así, como que se le barrió -sitio de exterminio-, y nosotros dijimos ‘¡vaya!'(…) porque Alejandro Encinas estuvo con nosotros y se lo alegamos, que era un sitio de exterminio (…) y no me digas que no conocían de los sitios de exterminio”.
Su andar en los sitios de exterminio
Su propuesta del Protocolo viene de 2019, que presentó en un encuentro con colectivos, mismos que lo tomaron como un documento que inicia el debate público sobre estos lugares:
“Lo pongo en el debate público como Milynali Red, porque incluso a la fiscal de Tamaulipas no le gustó el nombre; ¿por qué le puse sitios de exterminio? ¿entonces cómo llamarlos?… no sólo los quisieron desaparecer, los quisieron exterminar”.
Y sobre La Bartolina, Pérez Rodríguez considera un referente que se le haya mencionado, pues “en Tamaulipas nadie ha querido hablar de esto”.
Y enfatiza que sólo en el sur de Tamaulipas hay varios sitios más pero se reserva el número y ubicación de estos por respeto a las familias, su seguridad y para cuidar los procesos de intervención.
“Localicé un sitio enorme, de magnitudes impresionantes, ahí te puedo decir que es un sitio de exterminio enorme, que tenemos desde 2018 y hasta la fecha no hemos podido terminar, vamos en el indicio 125, son sitios en el que encuentras puntos con uno o varios indicios, pero ese indicio te puedes tardar meses”.
El asunto es recuperarlos…
El 14 de agosto se cumple un año más de la desaparición de cinco familiares de doña Graciela en Tamaulipas.
En 2012 su hija Milynali Piña Pérez de 13 años, su hermano mayor Ignacio Pérez Rodríguez, su hijo, Aldo de Jesús Pérez Salazar y dos sobrinos más -hijos de su hermana- Arturo Domínguez Pérez y Alexis Domínguez Pérez desaparecieron en una carretera de Ciudad Mante, Tamaulipas cuando volvían de un viaje a Estados Unidos.
Ya han pasado nueve años “y no tengo respuesta, no tengo nada. Mi hija cumplió ayer 22 años, era mi única hija y por eso me dedicó a esto, en cuerpo y alma a buscarla. Pueden pasar los años y se siente igual que el primer día”.
LEG