“Hemos gastado más de 1.000 millones de dólares en veinte años, entrenado y equipando (…) a más de 300.000 soldados afganos”, explicó Biden, quien de todas formas garantizó que las autoridades de Estados Unidos “mantendrán su promesa” de continuar apoyando al ejército afgano logística y financieramente.
Desde que el presidente demócrata anunció el plazo límite hace aproximadamente un mes, los talibanes han ido ganando terreno de manera constante en el plano militar.
Se apoderaron de dos nuevas capitales provinciales afganas el martes (Farah en el oeste y Pul-e Khumri en el norte), de las cuales los civiles huían en masa.
En la misma línea que Biden, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló el martes que las fuerzas armadas afganas son “muy superiores en número” a los talibanes, y que tienen “el potencial de infligir bajas más importantes”.
“Esta idea de que el avance de los talibanes no se puede detener (…), no es la realidad sobre el terreno”, estimó.
Sin embargo, tras sus rápidas ofensivas los talibanes controlan ahora ocho de las 34 capitales provinciales de Afganistán, incluidas seis de nueve en el norte del país. Los combates continúan en las otras tres capitales restantes.
También continuaron fortaleciendo su control alrededor de Mazar-i-Sharif, la ciudad más grande del norte. Si terminara cayendo en sus manos, el gobierno afgano ya no tendría ningún control sobre el conjunto de esta región, que tradicionalmente se ha opuesto ferozmente a los talibanes.