Nos pesa como mexicanos que la delegación de atletas que participó en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio hayan tenido tan bajo desempeño.
Lo medimos obviamente en el medallero, México en el lugar 84, en el penúltimo lugar de la tabla de medallas.
Comparamos a la delegación mexicana con otros países latinoamericanos y nos encontramos con una decena de naciones incluso de menor desarrollo en la región que están muy por arriba de los mexicanos.
Hacemos una estimación de rendimiento en función del tamaño de la delegación mexicana asistente a Tokio y vemos que, entre 162 atletas, solo se obtuvieron 4 medallas de bronce, con una tasa de rendimiento de 40 deportistas por medalla, en comparación con los 14 atletas por medalla de Colombia, por ejemplo.
Lo vemos en función del tamaño de la economía. México volvió a descender escalones en la lista mundial, ya somos la economía 16 entre 194 economías por tamaño del PIB, pero el rendimiento en Juegos Olímpicos nos ubica al final de la tabla de medallas.
Salen los temas de recorte presupuestal y de corrupción que han estado presentes en la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la Comisión Nacional del Deporte y todo ese conjunto de explicaciones y cifras nos indignan.
Y aunque esto también es un indicador de rendimiento y de fracaso para el Gobierno federal actual, la realidad es que la 4T está muy a gusto con esta discusión. Porque al final se diluirá y sirve para tapar otras estadísticas de fracaso que son más dramáticas.
Debería ser un escándalo nacional que, en tan solo dos años, del 2018 a 2020, quince millones y medio de personas en este país perdieron acceso a los servicios de salud.
Tendría que haber consecuencias penales en el hecho de que en el Seguro Popular había más de 42 millones de personas afiliadas y en el improvisado y mal implementado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) apenas lograron dar cobertura a menos de 27 millones de personas.
Los que perdieron el acceso a estos servicios de salud son los más pobres y en zonas rurales, quienes incrementaron hasta en 40% sus gastos de salud, lo que implicó dejar de consumir productos básicos que los mantienen por debajo del nivel mínimo de bienestar.
Y todo en plena pandemia.
Son muchos los rubros donde aumentó de forma significativa la pobreza durante los últimos años, alimentación, educación, seguridad social. Pero en servicios de salud hay una relación directa con esa decisión absurda, arbitraria y sin sentido de desaparecer de un plumazo el Seguro Popular que funcionaba mucho mejor que el esquema actual del Insabi.
Y como colofón, las evidencias de tan malas decisiones se borran con una simple declaración de poseer otros datos, lo que condena a los pobres a seguir en un descenso en espiral.
La falta de más medallas en los Juegos Olímpicos es un reflejo de una realidad contemporánea del país. Pero los niveles de pobreza son una creciente realidad que no se pueden esconder en el discurso falso de que México ya cambió.
@campossuarez