Entre los inciertos 26 días que Rolando Remedios estuvo detenido tras su arresto durante las protestas del 11 de julio, en Cuba, y cuya foto se hizo famosa, lo más “traumático” fue la primera madrugada en una de las dos prisiones por las que pasó.
Casi un mes después, y tras ser liberado el viernes pasado, Remedios recuerda cómo la tarde del estallido fue aprehendido frente al Capitolio en el centro de La Habana, donde la gente se había congregado de manera espontánea para protestar.
El joven de 25 años dice que más temprano ese día había visto en redes sociales la primera manifestación de San Antonio de los Baños, luego la de otra provincia, antes de que le cayeran imágenes de cientos de personas en el emblemático Malecón de La Habana.
“Entonces decido a ir hacia el Malecón, para unirme a la protesta”, recuerda. Sin embargo, no alcanzó a llegar. “Fui detenido mientras intentaba ayudar a un manifestante que estaba en el suelo y que había sido golpeado por represores”, dijo Remedios.
Las manifestaciones el 11 y 12 de julio, al grito de “abajo la dictadura”, “tenemos hambre” y “libertad” devinieron en choques de manifestantes con uniformados y agentes de la seguridad del Estado, vestidos de civiles. Una persona murió, decenas resultaron heridos, y cientos fueron detenidos.
El Tribunal Supremo de Cuba informó que 62 personas han sido juzgadas, 53 por “desorden público”. Remedios, estudiante en línea de Ciencias Médicas en University of the People (Universidad del Pueblo, con sede en California, EU), dice que la protesta ciudadana lo tomó por sorpresa.
“Pensé que podía marcar el fin del sistema, aunque yo sabía que ese mismo día no iba a terminar, pero sí que iba a ser un duro golpe” para el Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel.
Otra razón para marchar, agregó: “la pésima gestión del Gobierno de la crisis sanitaria por el coronavirus”.
LEG