La crisis política que embarga a Venezuela podría encontrar una válvula de escape en la mesa de negociación propuesta para llevarse a cabo en México, y cuya fecha tentativa es este viernes 13. El presidente (desde 2013) Nicolás Maduro es quien más ganaría.
“Sería una especie de tanque de oxígeno para su Gobierno, en un país con una inflación significativa (415% acumulada en 2021, según el independiente Observatorio Venezolano de Finanzas), con el aparato productor de alimentos desarticulado desde las reformas de Hugo Chávez (), y cuando casi 10% de la población se ha ido por la difícil situación, además de la pandemia por el coronavirus”, sentenció Stephanie Henaro, maestra en geopolítica en entrevista con este diario.
La mesa fue la única salida medianamente consensuada para contener los ánimos rumbo a las elecciones de alcaldes y gobernadores (23 entidades y 335 municipios) del próximo 21 de noviembre, mismas que Maduro se ha comprometido a respetar, en parte buscando recuperar el reconocimiento internacional.
Con la instalación de la mesa, agrega la académica e internacionalista, los inconformes con el chavismo reconocen en Maduro a un gobierno con el cual negociar, algo a lo que antes se negaba el bloque liderado por Juan Guaidó, además que se ponen sobre la mesa las condiciones del régimen hacia el tablero electoral:
“Brinda legitimidad a su régimen de una manera menos indecorosa rumbo a las próximas elecciones y simula que es una democracia”.
Juan Guaidó, quien lidera la disidencia venezolana, fue reconocido desde el 23 de enero de 2019 como presidente legítimo de la nación de 28.5 millones de habitantes, lo que ha complicado procesos internacionales como el retiro del oro (valuado en unos mil millones de dólares) propiedad del país de Sudamérica, pero resguardados en el Banco de Inglaterra. El nombramiento derivó del no reconocimiento de la reelección de Maduro.
Aunque priva la incertidumbre sobre la fecha de la reunión, Maduro declaró apenas esta semana que los acuerdos previos para la mesa avanzan con la oposición de Guaidó, y siempre se ha mostrado dispuesto: “Se tiene un documento redactado y se debate la agenda de siete puntos (…) México ha ofrecido todo el apoyo, pero aún esperamos fecha y lugar exacto para conversar”. Adelantó que pedirá, entre otros puntos, una renuncia expresa a la “violencia y conspiración”, en referencia a las eventuales protestas de la disidencia.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se dio por enterado de la reunión a principios de este mes: “Me acaba de informar el secretario de Relaciones Exteriores (Marcelo Ebrard) que a propuesta de Noruega se propone que México sea sede, y nosotros aceptamos”, dijo en conferencia por la mañana el jueves 5 de agosto.
PERSONAJES Y OBJETIVOS
Entre los temas centrales de la agenda, subrayó Henaro, están las sanciones de Estados Unidos y el cronograma electoral, fijar las condiciones para que todas las fuerzas políticas participen en los comicios (condición de EU para aliviar los castigos). Además de la búsqueda de Maduro de que su mandato se reconocido como legítimo.
“Aunque no hemos podido acceder a una lista oficial ni en México ni en Venezuela sobre quiénes vendrían, se habla por parte del régimen de Jorge Rodríguez (presidente de la Asamblea Nacional), del hijo de Nicolás Maduro, a quien preparan para ser el heredero del poder y se filtró el nombre de Gerardo Blyde (alcalde Baruta) y del mismo Guaidó por parte de la oposición”, relató la profesora en la Universidad Iberoamericana.
Funcionarios del Gobierno de Noruega serían mediadores del diálogo y participarían representantes de Estados Unidos, Francia y Rusia.
FRASE
“México puede capitalizar el momento, se reafirma como el puente entre América Latina y Estados Unidos, ese viernes se conmemoran 500 años de la caída de Tenochtitlán, y todo se llevaría a cabo en el Castillo de Chapultepec, donde se llevaron a cabo los acuerdos de Nicaragua, hay mucho contexto histórico”
Stephanie Henaro
Internacionalista
LEG