Hablando de muros y cómo los países defienden sus territorios, los de Estados Unidos y de Grecia son buenos ejemplos. Las murallas intentan evitar que personas de otras naciones ingresen de forma irregular, pero hubo uno que dividía no a un país de otro, sino a una ciudad en dos (y a su vez en cuatro sectores), en tiempos de la Guerra Fría (1947-1991).
Los berlineses, en Alemania, fueron testigos la madrugada del domingo 13 de agosto de 1961 (hoy, hace 60 años) de cómo autoridades comunistas del ala Este empezaron a construir el Muro de Berlín para evitar el paso hacia el ala Oeste.
Al término de la Segunda Guerra Mundial se formaron dos bandos. Zonas ocupadas por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos se convirtieron en Alemania del Oeste (República Federal de Alemania), una democracia occidental.
Mientras tanto, la zona soviética se convierte en Alemania Oriental o del Este, de nombre República Democrática Alemana, pero comunista.
A las 4 de la madrugada una alerta de la agencia AFP fechada en Berlín llegó a sus clientes: “El ejército y la Volkspolizei se están congregando en los límites de los sectores oriental y occidental de Berlín para bloquear el paso”
En una segunda alerta, se confirma la historia. “Los trenes metropolitanos de Berlín no han circulado en las últimas dos horas entre un sector y otro”
Y la historia ya no paró: “El consejo de ministros de la RDA ha decidido establecer en sus fronteras los controles usuales en las fronteras de estados soberanos”. Esta historia terminó en 1989, cuando cientos de jóvenes comenzaron a tirar la pared con sus propias manos.
LEG