-Disculpe, ¿la entrada a Urgencias? -Urgencias generales por aquí, Urgencias Covid por atrás-, me respondió el oficial de un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social cuando tuve que llevar a mi hijo a curación por una cortada que se hizo en la mano.

-¿Se ve tranquilo hoy? Dije a la asistente médico que revisaba el carnet para canalizarnos a atención médica.  -Es que, otra vez, ya solo atendemos Covid y los pacientes entran por la parte de atrás, aquí está tranquilo porque sólo atendemos urgencias generales.

Mi ansia de reportera hizo que siguiera preguntando: -¿Ya estamos como en enero? -Quizá peor, me respondió la trabajadora del IMSS, porque ahora estamos viendo muchos pacientes más jóvenes, en su mayoría entre 30 y 40 años.

-Ahorita tenemos a una muchacha de 19 años que está muy grave- refirió con rostro de tristeza y preocupación.

Como yo llevaba a un menor de edad, el médico de Urgencias determinó que la atención y curación la hicieran en el segundo piso: Pediatría.

Un piso semivacío: un vigilante, dos doctores, un par de enfermeras, en cada cuarto de seis camas sólo dos pacientes, lo que me motivó a volver a preguntar: -¿Está tranquilo este servicio, doctor?  -Aquí sí, pero el hospital está lleno de Covid, me respondió con un tono entre preocupado y enfadado.

-Acabo de hacer la prueba al recién nacido, hay que esperar 20 minutos para el resultado- informó una enfermera a otra de sus colegas.

Pero mi instinto de reportera no me dejaba y tuve que seguir preguntando -¿Tienen pacientes pediátricos con Covid, doctor? -Ahorita no, pero se les tiene que hacer la prueba a todos los que ingresan para hospitalización.

Sin tocar nada, sin acercarnos a nadie, se hizo la curación y el vendaje por el que fuimos. Hasta ahí todo bien, pero me dieron la receta y había que surtirla sólo en la farmacia de Urgencias porque era domingo y la farmacia general estaba cerrada.

No había opción: tenía que ir al área de Covid-19 por el antibiótico para evitar una infección. Todo iba bien, pero para llegar a la farmacia había que pasar justo por la zona donde ingresan los pacientes con coronavirus SARS-CoV-2.

Vi a un elemento de la Guardia Nacional y de inmediato supe que ya estaba en zona de riesgo, ahora por un virus.

-No, señora, todavía está bien, cuando baje la saturación de 80 entonces sí ya está grave, le refería una enfermera al familiar de un paciente.

-Jefe, ¿ya trajo mortajas?, preguntaba una enfermera a un trabajador que se encontraba adentro de la farmacia.  -Ya, ahora sí pude traer- Muchas gracias, le respondía la enfermera al tiempo que pedía una y con su bolsa de plástico negra bajo el brazo, regresaba al área de atención Covid.

En México la pandemia no cede, y esta es la realidad de miles de trabajadores y de familias que han atendido y que han tenido que ser hospitalizadas. Por fortuna, yo sólo fui al hospital por una cortada.

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador hará que los padres de familia que decidan enviar a sus hijos a clases presenciales firmen una carta responsiva exonerando a las autoridades de cualquier riesgo. ¿Y el compromiso del Gobierno por el que garantizan las adecuadas medidas de prevención e higiene, cuándo lo entregarán firmado?

 

@aguilarkarina