“En un principio la noticia de no asistir a la escuela fue genial, pero después se convirtió en algo frustrante… no puedes interactuar con tus amigos y si tienes dudas los profes tratan de resolverlas, pero no es lo mismo. Estoy en terapia porque todo se juntó”, relata Juan, quien estudia en una secundaria oficial en la alcaldía Cuauhtémoc.
“Perdí a mi abuelo, que era como mi papá, por el Covid-19… y luego me empecé a desesperar con las clases y pasé por períodos de angustia y ansiedad, todo muy feo”.
Incluso, el adolescente de 13 años dijo que en un momento tuvo el pensamiento de terminar con su corta vida, porque el hecho de perder a su abuelito fue devastador.
“Mi mamá me animó a seguir y fuimos con una terapeuta, al principio no quería, pero al final acepté. Ella le dijo a mi mamá que no me obligara a seguir estudiando, que podía perder el año y que lo principal era la salud emocional… me ausenté de las clases virtuales, luego la maestra me dijo que podía incorporarme y logré salvar el año”.
Para este nuevo ciclo escolar tiene la esperanza de que sea un modelo mixto. “El regreso a clases presenciales por una parte está bien, porque puedes tener una mejor comunicación con los maestros, podríamos regresar con muchas medidas de prevención y cuidándonos”.
Por su parte, Carlos quien cursa el primer año de prepa, comenta que más que ansiedad lo que tiene es miedo al contagio, porque el volver a las aulas implica estar expuesto al virus y cualquier descuido es peligroso.
“Siento que en línea es una buena modalidad, aunque depende mucho de cómo lo llevan los profesores. En lo personal no me molesta tener o no contacto con mis compañeros pues no los conozco aún, me cambié de colegio y ahora solo los he visto en línea a través de las plataformas”.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México detalla que las atenciones a estudiantes por ansiedad ante el rendimiento escolar por las clases a distancia subieron 415% en los primeros siete meses de 2021, en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Estos reportes pasaron de 40 en 2020 a 206 en el presente año. También destaca que, en general, las solicitudes de alumnos de 7 a 17 años por apoyo psicológico ante diversas situaciones relacionadas con la escuela virtual registraron un 200% de incremento, al pasar de 216 a 649 de un año a otro.
Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Organismo, externó que la contingencia sanitaria y la educación a distancia han afectado la salud mental de niños y adolescentes que enfrentan presiones por conservar su rendimiento escolar, problemas de conectividad para el desarrollo de sus clases y les colocó frente a otras violencias presentadas en los hogares, lo que visibiliza la necesidad del regreso a clases.
Por su parte, Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes en América Latina y el Caribe, resalta que la mayoría de los estudiantes extrañan a sus amigos y muchos sufren violencia.
“La neurociencia nos ha mostrado que el desarrollo metabólico del cuerpo de los niños y cognitivo de su cerebro está directamente vinculado al movimiento y esta pandemia es manejada de forma adulto- céntrica, sin respetar la equivalencia humana de los menores. El mundo adulto después de la primera ola empezó a salir, se abrieron los centros comerciales y se mantuvieron cerrados los parques públicos”.
Lejos de las aulas
- Estos son algunos riesgos asociados al cierre prolongado de las escuelas:
- De acuerdo con las evaluaciones de aprendizaje PLANEA 2018, casi el 80% de niños no alcanzaban los aprendizajes esperados en las áreas de comprensión de lectura y matemáticas.
- Efectos de la crisis económica: se proyecta que alrededor de 9 millones de personas caerán en pobreza por ingreso en 2021
- Violencia contra niños, niñas y adolescentes. La escuela, además del espacio de aprendizaje, ofrece un punto de contacto donde los niños encuentran figuras de confianza
AR