El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) es una medición tan general de los precios que es equivalente a decir que el pronóstico del tiempo para México es que va a hacer calor.

Claro, si estamos en verano, es de esperarse que en esta época del año suban las temperaturas. Pero no es lo mismo el cielo despejado y con 42º centígrados de Hermosillo Sonora, que los 23º y lluvias fuertes de la Ciudad de México.

Tenemos un indicador confiable de la inflación en el INPC pero, así como el reporte del Estado del Tiempo, tiene muchos apartados que nos dan referencia a los climas y microclimas regionales.

Así que cuando el Inegi nos da cuenta de que el INPC en su medición de la segunda quincena de agosto de este 2021 tuvo una disminución de -0.02%, con lo que la medición anualizada arrojó una lectura del 5.58%, lo que nos marca es que estamos en un verano inflacionario, sin las temperaturas ideales de una primavera de inflación estable, pero tampoco con las nevadas y tormentas de altos precios del invierno de la inflación.

Pero ese resultado negativo de la medición general de los precios de la quincena pasada no nos indica que estamos en un proceso deflacionario, cuando bajan la mayoría de los precios, y que ya no tenemos que preocuparnos por los incrementos en lo que compramos.

Hay índices de inflación para cada ciudad del país, de hecho, cada persona y familia pueden tener su propio índice inflacionario, porque todos tenemos hábitos de consumo de productos y servicios muy diferentes y de fuentes diversas.

Por eso, cuando el Inegi nos reporta un dato negativo para la inflación, pero nosotros notamos que cada día pagamos más por lo que consumimos, no es que mienta la autoridad estadística. Lo que sucede es que nuestra canasta de consumo se comporta diferente.

De hecho, mientras la inflación general ya se ubicó por debajo del 6%, los energéticos como las gasolinas o el gas, tienen una inflación anualizada de más del 10% y los productos pecuarios, como la carne, tienen un aumento en un año de más del 11%. Así que si freímos un bistec en casa ya estamos pagando esos dos precios más altos.

Por ahora, la discusión del Gobierno federal con el Banco de México es por la forma correcta de utilizar los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional. No son carretadas de dólares que ya se guardaron a piedra y lodo en las bóvedas del banco central, sino que son activos de reserva que necesitarían un proceso de canje de deuda para usarse.

Esa es pues la discusión actual, pero puede no estar lejano el día en que la 4T se sienta incómoda con la política monetaria más restrictiva del Banxico y empiecen los reclamos por el incremento en las tasas de interés que puedan hacer más lento el crecimiento, pero que ayuden a contener los incrementos en los precios.

Por eso debe quedarnos claro que la inflación no es un indicador intangible con el INPC, es la despensa, la renta y la comida.

 

  @campossuarez