La confrontación del presidente Andrés Manuel López Obrador con opositores, autoridades electorales, órganos autónomos, intelectuales, medios de comunicación e, incluso, con la clase media podría generar ingobernabilidad en el último tramo de su Gobierno.

En un país sumergido en crisis económica, de seguridad y de salud cualquier otro mandatario estaría buscando acuerdos para solucionar los problemas nacionales, pero no es el caso mexicano.

En México está cancelado el diálogo. No hay intención en generar consensos. Por el contrario, continuarán las descalificaciones.

Aunque lo niegue López Obrador, sí hay persecución en contra de sus opositores. Puede tener razón en que hubo corrupción para aprobar la reforma energética de Peña Nieto, pero durante su Gobierno se han documentado otros casos que han sido desestimados.

El tabasqueño utiliza a la Fiscalía General de la República y a la Unidad de Inteligencia Financiera como sus brazos ejecutores para perseguir a sus “adversarios”.

Es el caso del panista Ricardo Anaya. La FGR le envió un citatorio para presentarse hoy en el Reclusorio Norte para aclarar las acusaciones que pesan en su contra por operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y enriquecimiento ilícito.

No se presentará. Dice que si acude lo meterán 30 años en la cárcel. Ayer retó al Presidente. Dijo que acudiría si sus hermanos, Pío y Martín Jesús, grabados en video recibiendo dinero, se presentan el mismo día ante el mismo juez y las pruebas son valoradas de la misma manera.

La respuesta del Presidente fue con adjetivos: “Chueco, hipócrita”.

Hay una fuerte confrontación entre el tabasqueño y panistas que supuestamente se beneficiaron económicamente votando a favor de la reforma energética. Estos tienen la obligación de probar que no incurrieron en actos de corrupción para poder salvarse de la cárcel.

Los riesgos que toma el Presidente con todos estos frentes abiertos son grandes. Pelearse todos los días con aquellos que no son afines a su movimiento puede generar ingobernabilidad.

Tiene tiempo de rectificar y corregir el rumbo de su narrativa para evitar una crisis política.

Directo. La contienda por la dirigencia del PAN se ensucia. En la recolección de firmas de militantes para poder registrarse a la interna, los cercanos al actual presidente, Marko Cortés, están condicionando programas sociales. Es el caso del municipio de Aguascalientes, donde denuncian que funcionarios de la alcaldía capitalina ofrecen apoyos a cambio de que firmen por Cortés. Se quejan de que López Obrador utiliza los programas sociales electoralmente y hacen exactamente lo mismo.

Indirecto. Se vale reír cuando escuchen al coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, decir que harán una “mega bancada” para quedarse con los órganos de Gobierno. La Mesa Directiva se elige por el voto de las dos terceras partes, cifra que ni con el PT y el Verde la tienen. ¿Es ignorante o ingenuo?



@maurijua