Campeche, otro ridículo
Sembrar la duda sobre la legalidad de una elección también es parte de la guerra sucia contra un contrincante. Los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación si algo han hecho bien es crear dilemas sobre la práctica electoral en el país, colocando en estado de constante vulnerabilidad nuestra democracia.
Desde hace varios meses los fallos del Tribunal Electoral han sido poco transparentes, carentes de lógica, con la razón en contra, en pocas palabras sorpresivos e injustos. Por una anomalía sin importancia quitan candidaturas y hasta triunfos en las urnas, pero por grandes delitos electorales multan y después retiran la multa, dejando en la impunidad a quienes cometieron el delito electoral.
Ha habido casos que caen no sólo en lo absurdo sino en el ridículo, y ese tribunal pone al descubierto su afán por desacreditar a los contrincantes políticos, porque si algo está claro en la actuación de dicha instancia legal es que no son imparciales y que tienen sus consentidos contra quienes no actúan legalmente, otorgando una impunidad evidente.
Los consejeros electorales y los magistrados de dicho tribunal siempre están solicitando mayor presupuesto, pero cuando se trata de condonar multas a sus aliados no lo piensan ni un segundo y les perdonan la deuda y dejan el delito en la impunidad, junto con los delincuentes electorales que tienen en esa falta de castigo la mejor invitación para seguir delinquiendo en sacrificio de la verdad y atentando contra la democracia.
Uno de los fallos más absurdos fue el de contar todos los votos emitidos para la gubernatura de Campeche, donde resultó triunfadora la candidata de Morena Layda Sansores. Pocos triunfos estaban tan claros desde minutos después de cerradas las casillas como el de la morenista; sin embargo, los magistrados debieron tener consideraciones especiales en la entidad debido a que concursaba un familiar del líder nacional del PRI, uno de los partidos a los que deben obediencia ciega y debían darle por lo menos la posibilidad de que la gente dudara del triunfo de Layda Sansores sobre Christian Mishel Castro Bello, sobrino de Alito Moreno, quien desde el inicio de su campaña aseguró que ganaría en las urnas, como un adelanto al fraude que intentó perpetrar. A más de las dos terceras partes del conteo voto por voto, sigue ganado Morena y no Moreno.
Con el 70 por ciento de los votos contabilizados con lupa, por si hubiera algunas boletas falsificadas, la diferencia en votos entre Layda y Christian, crece. Hubo 30 mesas de recuento, y luego de contabilizar el 65 por ciento de las mil 100 casillas no se ha encontrado ninguna anomalía contra Morena; al contrario, se evidenció que se clasificaban como votos nulos los que apoyaban a Layda Sansores, por lo que al final del conteo tendrá más votos que antes de la supervisión ordenada por el Tribunal Electoral.
La oposición argumenta que muchas de las boletas no están dobladas, por lo que sin ese doblez no pudieron entrar en las urnas, descalificando a los supervisores, a quienes eligieron y acordaron entre todos los partidos para realizar dicho cómputo. El caso es que la gente duda como si en ello pudieran obtener alguna ventaja.
Movimiento Ciudadano denuncia también algo absurdo, que en una casilla del Municipio de Dzitbalché, el paquete electoral donde debieron estar las papeletas marcadas llegó vacío, pues a pesar de que esas boletas desaparecieron el triunfo sigue siendo de Morena, tal y como se ha evidenciado en el recuento. En la gran mayoría de las casillas ganó Sansores, pero eso no pudieron advertirlo desde el principio y prefirieron gastar recursos económicos y humanos para desgastar a Morena en lugar de aceptar la derrota.
En medio de la confusión que originó el conteo de los votos, el excandidato de MC a la gubernatura, Eliseo Fernández, dijo que de haber alguna anomalía en el conteo de los votos él saldría ganador porque consideró que la diferencia entre el número de votos de él y el de Layda Sansores era muy corta, lo cual arroja no solo un mal cálculo sino mala voluntad.
Desde que se dio a conocer el fallo del recuento de votos, en Morena se dijo que si era honesta esa práctica la gobernadora electa, Layda Sansores, se vería fortalecida porque si a alguien le quitaron votos fue a ella.
En ninguna otra entidad, de las 15 donde hubo elecciones para gobernador, se puso en duda el triunfo, menos aún se insinuó que deberían contarse todos los votos, los lazos familiares de uno de los concursantes por ese puesto movieron a los magistrados a dar un fallo que asombró a los propios priistas.
El Tribunal Electoral se ha caracterizado en hacer frágil la decisión de la población, en burlar la voluntad popular. La falta de respeto a la decisión de la sociedad mexicana es clara y prefieren congraciarse con sus jefes antes que realizar su trabajo con honradez y transparencia. De otra manera no se explica el hecho de que protejan de esa manera a algunos partidos y sean muy severos con otros, por el simple hecho de no simpatizar son sus líderes.
El conteo tiene la obligación de mostrar públicamente todas las actas y hacer, de esta manera, transparente una elección que tuvo dudas sólo en la mala intención de los magistrados que prefieren el espectáculo y el ridículo antes de desobedecer a los partidos que los colocaron en un puesto donde ganan más que el presidente de la república. PEGA Y CORRE. – Morena inicia su campaña de afiliación luego de más de dos años de tener las puertas cerradas a los mexicanos… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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