Una de las gráficas más representativas de la condición económica de México es la de la Inversión Fija Bruta. Cuánto se gasta en construcción y maquinaria y equipo para producir.
No representa a toda la economía, pero mezcla recursos ejercidos y con el estado de ánimo de los que deciden invertir.
Antes de que iniciara esta administración ese indicador tenía un desempeño plano, sin muchos avances, en un escenario de una economía que apenas lograba tasas de crecimiento ligeramente superiores al 2% anual.
Pero tan pronto como esta administración empezó a tomar decisiones contrarias a la generación de confianza, la inversión empezó un proceso de baja del que no se ha podido librar.
El primer golpe certero a la confianza de los inversionistas fue la cancelación arbitraria del Aeropuerto de Texcoco, a partir de ahí y en adelante, incluso antes de la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19, la caída fue constante.
La más reciente medición por parte del Inegi de este indicador confirma que le falta gas a este indicador de inversión. Se ve lejos poder recuperar los niveles pre pandémicos y mucho más lejos regresar a niveles pre 4T.
Claro que una economía a la que le cuesta trabajo encontrar la recuperación en su mercado interno no es la mejor invitación para invertir. Pero la falta de generación de confianza es todavía más determinante para apostarle a una recuperación.
En este estreno de la segunda mitad del Gobierno de López Obrador se han encargado de dejar correr la versión de que, ahora sí, van a cambiar, que la 4T será más sensible a lo que digan la sociedad, los empresarios y aquellos que no comparten la misma visión del Presiente.
Pero en la práctica lo que hay es exactamente lo mismo. El discurso divisor de cada mañana no cambia, en el país donde se acabó la corrupción y la impunidad, cae el manto protector sobre la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, a quien le han demostrado un delito electoral grave.
La que está llamada a ser la aspirante favorita del Presidente para la sucesión presidencial nos deja ver que, sobre la larga lista de pendientes que tiene la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum prefiere dar prioridad a su agenda ideológica y destruye los monumentos artísticos de la capital.
Mañana puede haber una tregua, hasta un oasis, con la presentación del paquete económico del próximo año. O la confirmación de que el famoso cambio de actitud de la 4T es solo una frase más de la propaganda oficial.
Presumir como un logro que la economía crecerá este año 6% es parte de un discurso para la clientela política del Presidente que no querrá ver que es apenas un rebote desde el menos 8.5% de caída del año pasado.
La nueva narrativa de la 4T tiene que verse en hechos que le cambien la tendencia a indicadores tan determinantes como la Inversión Fija Bruta. Si no, todo es propaganda.
Será entonces cuando podamos creer que sí hay intensiones de cambiar para bien en la forma de gobernar.
@campossuarez