A menos de 50 metros del Kiosko Morisco de la Santa María la Ribera, hace justo un lustro abrió el restaurante María Ciento38, un rincón de Sicilia en el corazón de México, dentro de una casona porfiriana de techos altos y un jardín adjunto a la cocina, donde gastronomía y arte no tienen frontera.

Antonietta di Pascuale llegó hace alrededor de cuatro décadas a México junto con su esposo arquitecto, detestaba la comida mal llamada italiana que le ofrecían en los restaurantes, incluso alguna procedente de Estados Unidos y congelada. Así que optó por sólo comer en casa. Su hija, Cristina Cialona, arquitecta y galerista, solía llevar a sus compañeros de escuela a comer delicias de su mamá, La Nonna.

Hace cinco años Cialona dio la sorpresa a Antonietta, rentó la casona ubicada en el número 138 de la calle de Santa María la Ribera, en la colonia homónima de la delegación Cuauhtémoc, una zona que ha venido poblándose de galerías por su excelente ubicación, a unas cuadras de Insurgentes y Buenavista.

“Ahora puedes abrir un restaurante siciliano”, cuenta La Nonna que le dijo su hija. Y así comenzó esta aventura de sabores de frutos de mar, de salsas, de pizzas, de berenjenas y pomodoros, acompañados con una carta de vinos de esa isla que inmortalizaron a Giuseppe Tommassi di Lampedusa, Andrea Camilieri, Lucchino Visconti, Leonardo Sciascia, Luigi Pirandello, Salvatore Quasimodo y Giovanni Verga.

“Todos nuestros ingredientes son naturales, nada de lata”, dice Di Pascuale con ese orgullo siciliano que sólo podemos ver en las películas. Berenjenas, alcaparras, aceitunas, pomodoros (jitomates, que no existían en Europa, fueron llevados por Cristóbal Colón a Italia, aclara), cebollas moradas y quesos.

“Los platillos que ofrezco todos vienen de la comida tradicional de Sicilia, eso que preparan las madres y abuelas en las casas”, agrega La Nonna (La Abuela) motivando a que a uno se le haga agua la boca.

Su restaurante, abierto de 10 am a 10 pm de lunes a domingo, ofrece desde desayunos hasta cenas, con platillos como pane con caponata, diferentes tipos de lasagnas y involtini de melanzane (rollos de berenjena), pestos, pastas. Hay que reservar a veces (55 71592039), pues suele estar lleno.

Su pizza, es ciento por ciento siciliana, asegura. Entre las variedades, ofrece la de funghi porcini, de hongos silvestres de temporada al vino blanco con especias italianas.

“Cada región de Italia tiene su pizza. La de Palermo lleva una salsa muy guisada, no es como la napolitana con el pomodoro casi crudo; tiene mucha cebolla morada, hongos, tocino, queso caciocavallo, y en lugar de queso encima, trae un ‘queso’ de pan molido especial, tostado con aceite de oliva, que llamamos ‘queso de los pobres’, porque en tiempos de guerra no había parmesano”, dice.

Entre los postres ofrece cannoli con ricota, castinne (empanadas), costrata di mele (tarta de manzana), tiramisú, el rotolo all’arancia, el delicioso canolo siciliano. Lo más dulce de Sicilia en México.

LEG