Por: Daniela Wachauf y Arturo Rivera
“De a 35 pesos lleve su cubrebocas. ¿Cuál va a querer?”, pregunta Martha, integrante de una colectiva feminista, a las personas que transitan por los pasillos del Metro Pino Suárez sin importarles la sana distancia, pues es hora pico.
Como ella, otras mujeres, algunas junto con sus hijos, ofrecen diversos productos sobre mantas en el suelo e, incluso, utilizan como tendedero de ropa las vallas que separan el flujo de gente en la zona de transbordo entre las líneas azul y rosa.
La joven aclara que no están en un tianguis, sino que se trata de una protesta pacífica en contra de la violencia económica que viven las mujeres y para alzar la voz.
“No nos vamos a quitar y tampoco pedimos permiso para trabajar… nos metimos todas de jalón. Soy mamá, tengo tres hijos, pertenecemos a diferentes colectivas. No hacemos nada malo, más que ganar dinero de una forma honrada”, relata Martha mientras enseña su mercancía a los usuarios del Metro.
Además de ella, las mujeres -quienes comentan que han sido desalojadas de otros espacios- venden diversos artículos: desde gel antibacterial, dulces artesanales, paños de cocina, pulseras, aretes…
“Estuvimos afuera del Metro Bellas Artes, pero un grupo de personas nos golpeó, otros que se hicieron pasar por ‘Bloque Negro’ también lo hicieron. Uno no puede esperar que papá Gobierno te mantenga, tenemos que hacer la lucha para sacar a nuestras familias adelante, no hay ningún partido político detrás de nosotras”, sostiene Laura mientras recibe 10 pesos por un botecito de gel antibacterial.
Añade que seguirán participando en los movimientos no violentos a favor de las mujeres y destaca que cada día son más las que llegan a vender: “Estamos desde las 8:00 horas y nos vamos a las 20:00 horas. Nos apoyamos entre todas y si alguien no tiene para comer, nos cooperamos; somos una colectiva muy unida”.
En otro puesto, un hombre dice “dame la rosita” a uno de los niños que acompañan a estas mujeres; el niño, confuso, señala una prenda y otra sin atinar a la correcta.
“La tienes enfrentito de ti”, le reitera el señor; la madre, enfadada, por fin se levanta, toma la prenda correcta y se la tiende.
Así la vendimia en el tianguis del Metro.
LEG