Los nuevos gobernadores de Zacatecas, David Monreal y de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, acusan de haber recibido un desastre económico, de seguridad y social.
Deudas impagables que, en el caso de Gallardo, asegura son de 20,000 millones de pesos y no los 4,700 que decía el ahora exgobernador Juan Manuel “El Tibio’’ Carreras.
Monreal fue más allá.
Declaró que recibía un estado desahuciado, sin dinero para pagar la nómina de la quincena y mucho menos los aguinaldos y otras prestaciones a que tienen derecho los trabajadores públicos.
Gallardo y Monreal coinciden en el hecho de que reciben estados quebrados.
Pero nada dicen sobre los presuntos responsables del quebranto, sus antecesores.
Teniendo tan claro el escenario, ¿por qué ambos gobernadores evitan dirigirse por sus nombres a quienes causaron tal tragedia?
No creemos que ambos vayan a utilizar tooooodo su sexenio para justificar sus eventuales -en indeseables- fracasos.
No se puede conducir un estado, con los problemas que presentan Zacatecas y San Luis Potosí, mirando por el espejo retrovisor.
Si la población mayoritariamente les dio su confianza para encabezar la administración pública, urgen que den resultados ya, a la brevedad, sin que su gestión se convierta en un circo mediático.
No la tienen fácil; sabían en lo que se metían cuando decidieron competir por las gubernaturas de estados azotados por una ola de violencia sin fin y con los graves problemas económicos ya mencionados.
Suerte.
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Un hecho significativo es que el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, no se haya quejado en el mismo tono que sus colegas sobre el estado en el que recibió la administración de manos de Claudia Pavlovich.
Sonora acusa una escalada de violencia brutal, sobre todo en los municipios fronterizos -en Cajeme hubo 7 muertos y 2 desaparecidos el sábado por la noche-, que los sonorenses esperan que Durazo resuelva dada su experiencia como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
De cómo encontró la hacienda estatal, parece que bien pues no se ha quejado y, hasta el momento, no ha puesto esa situación para evadir responsabilidades.
A ver si esta situación le merece a Pavlovich una embajada; tiene más méritos que Quirino Ordaz.
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El ex gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, aseguró que no es tan importante la renovación de la dirigencia nacional como la renovación del partido mismo.
Con motivo del 82 aniversario de Acción Nacional, Domínguez dijo que los panistas “no pueden consentir que el partido transmute en un mecanismo autoritario y mucho menos conformarnos con la mediocridad.
“El PAN debe ser oposición, pero también opción para la gente; volver a brillar con luz propia, aspirar a más y actuar en grande; ¡sí hay de otra!’’, manifestó.
A ver si los panistas entienden el mensaje.
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Ayer se conmemoró el séptimo aniversario de los hechos de Iguala, en los que desaparecieron 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.
Los hechos fueron recordados con una marcha a la que cada vez asiste menos gente en buena medida porque hubo vivales que lucraron con la tragedia y porque no hay resultados de la nueva investigación que cambiaría todo.
Es una pena ver a los padres de los normalistas exigir que les devuelvan con vida a sus hijos, a sus familiares, cuando la tesis más sólida es que los jóvenes fueron asesinados e incinerados.
El Gobierno no debe darles falsas esperanzas en el afán de tirar una investigación con la que concuerdan en lo esencial: no están vivos.
LG