El incendio provocado en la mundialmente conocida discoteca Baby’O de Acapulco, es un mensaje no para las nuevas autoridades -omisas en el combate a la delincuencia- sino para los empresarios del puerto.
Acapulco vive desde hace años una espiral de violencia sin fin que ha alejado a buena parte del turismo nacional y sobre todo internacional.
La discoteca incendiada, inaugurada en 1976, era el último símbolo del Acapulco dorado al que alguna vez le cantó Agustín Lara.
Poco y nada queda de esa época.
El puerto está tomado por la delincuencia organizada; ni la autoridad sabe bien a bien cuántos grupos se disputan el control de la plaza.
La extorsión, el secuestro, los levantones en represalia por negarse a pagar el derecho de piso, son el pan de los empresarios chicos, medianos, grandes o micros, que deben tragar diario.
El incendio del Baby’O ocurrió apenas unas horas de que se diera el cambio de Gobierno en el puerto.
Se fue, en medio del escándalo y la sospecha, Adela Román, magistrada del Tribunal Superior de Justicia y accedió al poder Abelina López Rodríguez.
Si su nombre no le dice nada, como a muchos acapulqueños, quizá la recuerde porque el 14 de octubre de 2020, cuando se discutía en la Cámara de Diputados la Ley Orgánica de la nueva Fiscalía General de la República, la entonces legisladora aceptó haber sobornado a un juez con 20,000 pesos para lograr un “procedimiento abreviado’’ en un caso que ella litigaba.
López dijo, textual, que había tenido que pagar “la módica cantidad de 20,000 pesos’’ para que la corrupción del sistema “permitiera solicitarle a un juez un juicio abreviado’’.
Su declaración no le generó consecuencias jurídicas, pese a ser el testimonio propio de un acto de corrupción; solo se anunció que sus dichos serían enviados al Comité de Ética en San Lázaro en donde seguramente pasó a la basura.
Acapulco no tiene esperanza con la nueva presidenta municipal.
No solo por su pedestre forma de hablar -confesó sin rubor que había nombrado a Ángel Octavio Cisneros como secretario de Finanzas “porque tenía un compromiso con él, pese a, presuntamente, tiene más de una averiguación previa en su contra-, sino porque está atrapada en medio de una serie de grupos a quienes les debe el favor de haber ganado la presidencia.
El municipio no tiene dinero; las empresas contratadas por Román para recolectar la basura exigen el pago de 30 millones de pesos; no hay quien recoja la basura.
Lo mismo pasa con los piperos contratados para llevar agua a las colonias marginales.
A ello sume usted el clima de terror que desde ahora se quiere imprimir en la conciencia de los acapulqueños y tendrá una tormenta política perfecta.
Sí, por favor, acuérdese de Acapulco… en sus oraciones.
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Pues sin querer queriendo el expresidente español José María Aznar le hizo un gran favor a la 4T: le dio un pretexto más para distraer la atención del país de los problemas realmente graves.
Toda la 4T se volcó en contra de Aznar por el hecho de haberse referido socarronamente a la petición de perdón que hizo López Obrador al Gobierno español.
Y si bien el exmandatario ibérico exhibió una falta de tacto en la forma en cómo dijo lo que dijo -que no es mentira pues 90% de los nombres en México son de ascendencia española-, la sobrerreacción de los morenistas convirtió el hecho en un malísimo espectáculo.
En el país hay cientos de cosas más importantes que responder al sarcasmo de un expresidente.
LEG