Un día, predicen los defensores de la moda digital, la gente podrá pasear por enormes almacenes virtuales, escoger ropa de colores o diseño imposible, comprarla y vestirla al instante, tirarla y volver a empezar.
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Un sueño para los fans, pero quizás una pesadilla para los fabricantes.
La moda digital es un fantasma que ronda por las pasarelas de la Fashion Week parisina, un desafío evocado con mucha cautela por parte de las casas de alta costura, pero que bulle en las redes sociales y entre los más jóvenes.
La pandemia supuso la entrada en tromba de las transmisiones de colecciones sin público.
Incluso de la moda virtual, con ropa que se movía en el vacío, para reemplazar la magia de la pasarela en directo.
La Semana de la Moda parisina, que termina este martes, confirmó que esa tendencia híbrida llegó para quedarse.
Pero el confinamiento mundial trajo otro fenómeno que amenaza con trastocar totalmente el sector del lujo: las creaciones exclusivamente para ser lucidas en las redes o en videojuegos.
Ropa futurista, encargada a creadores muy jóvenes, a partir de fotos de cuerpo entero. Con precios que van de unas decenas de euros, de dólares o de bitcoins, hasta miles, si el cliente quiere exclusividad mundial, para guardar en un monedero digital, gracias a los NFT, los “tokens no fungibles”.
Y en el caso de los más osados, ropa para vestir la “skin” (piel) de su avatar preferido, sin necesidad de revelar su identidad.
EL FUTURO NOS ALCANZÓ
Un mundo poblado de imágenes de síntesis, de gente equipada con gruesas lentes oscuras, que se mueve o gesticula en función de lo que surge en ese “metaverso” paralelo, como narraba el director Steven Spielberg en su película Ready one player (2018).
“Nosotros creemos absolutamente en la ausencia de fisicalidad. Y la moda es ante todo una experiencia. No necesitamos forzosamente experimentar de forma física la emoción de llevar una ropa fabulosa”, explicó Michaela Larosse, jefa de prensa de la firma digital holandesa The Fabricant.
Con una veintena de grafistas y diseñadores, The Fabricant empezó a crear ropa digital en 2018. Pero fue con la pandemia y el confinamiento que su cifra de negocios “se fue por las nubes”, asegura Larosse.
The Fabricant tiene relaciones con conocidas marcas como Puma o Tommy Hillfiger. Diseñan su ropa en tres dimensiones, lo que ayuda a reducir costes de producción.
Pero la propuesta de esta firma recién nacida va mucho más allá, y pasa por el “metaverso”, que es “una colección de universos virtuales”, asegura Larosse.
Equipado con su identidad virtual y sus lentes, el cliente podrá hablar con dependientes que también serán virtuales. Comprar o revender su ropa, su NFT, a otro consumidor, instantáneamente.
Todo ello sin necesidad de utilizar materias primas, ni de fabricar nada, ni emitir CO2, la gran obsesión para algunos jóvenes, recuerda Larosse.
LOS CONSAGRADOS RENUENTES
Pero para las grandes marcas de lujo, que basan su identidad en la artesanía, el cuidado extremo de la materia prima, ese desafío implica un cambio radical.
Tres grandes marcas de lujo que volvieron con orgullo a las pasarelas de París esta semana rehusaron explicar sus planes en el “metaverso”.
Sin embargo, esos planes existen. Como Balenciaga, que hizo una incursión en el popular videojuego Fortnite, proponiendo ropas y zapatillas deportivas a los más de 250 millones de jugadores.
El francés Jean-Paul Gaultier, que rompió moldes en la moda, reconoció que ya no está interesado. “Estoy muy contento con mi aventura, yo soy muy táctil. Crear una ropa virtual es otro oficio, al fin y al cabo. Es casi como hacer una película. Y no me interesan los videojuegos”, explicó.
DressX, fundada hace apenas un año en San Francisco, optó por adoptar la línea de empresas como Spotify o Netflix.
Mediante su app, por un precio inferior a diez dólares al mes, proponen centenares de vestidos, joyas digitales, obras de arte, explicó una de las dos fundadoras, Daria Shapovalova, en videoconferencia.
Quedan problemas por resolver, reconoce su compañera, Natalia Modenova. “Hay problemas de compatibilidad. Cuando estás en el mundo real puedes ir a todas partes con tu ropa, pero no en el metaverso”, explica.
Pero es el futuro, insisten. “Es como el inicio de internet: algunas marcas eran renuentes a poner en venta sus productos en línea. Pero cuando antes te posiciones, mejor”.
LEG