¿Tienes paneles solares en casa? Desmóntalos; ponlos, no sé, encima de unos barriles vacíos de combustóleo; cúbrelos con un mantel de plástico, pero largo, y úsalos como mesa. Nada más no vayas a caer en la tentación de poner encima de ellas un vino de más de 100 pesos, un rib eye o unas lonchitas de jamón ibérico. No te me pongas conspicuo. No: tamal, tlayuda, tlacoyo, frijolitos y a lo mejor una vez al mes, no más, medio kilito de barbacha. Si pones la mesa en el patio, consíguete unos pollos para redondear la puesta en escena. Pollos vivos, se entiende.
¿Tienes un cargo en el CIDE, o terminaste la carrera en la UNAM en menos de 18 años y conseguiste una plaza? Peor: ¿trabajas para alguna universidad privada? Para acabarla de joder, ¿esa chamba te permitió ahorrar tantito, pedir un préstamo y pagarte un departamento en la colonia Del Valle? Renuncia; vende el depa; cambia el dinero a dólares y escóndelos así, en efectivo, pero usa una parte para comprarte un jacalito en alguna zona rural muy alejada. Exilio interior, que le llaman.
¿Eres científico? ¿No estás dispuesto a hablar públicamente de la grandeza de Elena Álvarez-Buylla y ver si te asignan presupuesto para, digamos, desarrollar un koljos dedicado a la siembra de nopal orgánico? Renuncia igualmente a cualquier cargo y pon un pequeño negocio en el que tu expertise tenga una aplicación humilde, popular: la reparación de trapiches o la reutilización, no necesariamente culinaria, de la grasa de barbacoa, por ejemplo.
Lo que te quiero decir es: aprende de una buena vez a identificar el peligro y trata de navegar debajo de los radares, porque, en efecto, entre nuevas diatribas contra la clase media, amenazas con cárcel de alta seguridad para los científicos neoliberales y despidos estalinianos como el de Alejandro Madrazo Lajous en el CIDE, tenemos un Gobierno con vocación de régimen que se cansó de las medias tintas y decidió entrarle sin pudores a lo punitivo. Nada más no entres en pánico. En general, hay posibilidades de pasar desapercibido y ver si en tres años la cosa cambia un poco, sobre todo cuando los afanes punitivos tienen ese sello subdesarrollado, piterón, que suele imprimir la 4T.
Digo que en general hay posibilidades porque hay una excepción clara. Si descubres o sospechas que estás vagamente emparentado con el fiscal general, no titubees: agarra tus papeles, empaca lo básico y huye a otro país, de preferencia a uno que no tenga tratado de extradición con el nuestro.
@juliopatan09