Los asesinatos del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez son uno de los episodios más oscuros de nuestra historia institucional. Para consumar este crimen, el general Félix Díaz, sobrino del ya entonces desterrado Porfirio Díaz, y Victoriano Huerta, a quien el primer mandatario había conferido la defensa del Palacio Nacional, firmaron el 18 de febrero de 1913 el llamado Pacto de la Embajada, así conocido por haberse realizado con la colaboración del representante diplomático estadounidense en México, Henry Lane Wilson, a fin de desconocer el Gobierno del Apóstol de la Democracia; instituir uno provisional, encabezado por Huerta, y acordar la candidatura de Félix Díaz en las próximas elecciones presidenciales.
El Dr. Belisario Domínguez, entonces senador de la República por el estado de Chiapas, se opuso abiertamente al Gobierno espurio, y el 23 de septiembre de 1913 entregó al presidente del Senado, Mauro S. Herrera, un discurso en el que afirmó que el pueblo mexicano no podía resignarse a tener como presidente al soldado que se amparó del poder por medio de la traición, y cuyo primer acto como mandatario fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular. Esto le costaría la vida al legislador, luego de ser secuestrado y torturado por las fuerzas huertistas.
En 1953, a iniciativa del presidente Adolfo Ruiz Cortines, el Congreso de la Unión aprobó la creación de la Orden Mexicana de la Medalla de Honor Belisario Domínguez, que se confiere cada año —en el aniversario luctuoso de aquel mártir de la democracia— a mexicanas y mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad. Es el mayor galardón que otorga el Senado de la República.
Entre las personalidades femeninas que han sido merecedoras de tal distinción, se encuentran María Hernández Zarco, quien ayudó a imprimir de manera clandestina sus discursos al senador inspirador de la medalla; María Casimira Cámara Vales, viuda del vicepresidente Pino Suárez; la abogada María Lavalle Urbina, primera presidenta de la Mesa Directiva del Senado; la maestra Griselda Álvarez Ponce de León, primera gobernadora electa de un estado, y María del Rosario Ibarra de la Garza, activista y servidora pública.
Aunque existe disparidad entre la cantidad de mujeres y hombres que han recibido este reconocimiento, en 2021 también será entregado a una mujer: a la senadora en funciones Ifigenia Martha Martínez Hernández, economista, catedrática y diplomática, así como —en la modalidad post mortem— al doctor Manuel Velasco Suárez.
No obstante, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que, para evitar confrontaciones en un acto solemne de tal importancia, enviará en su representación a Adán Augusto López, secretario de Gobernación. Una decisión responsable que evitará opacar el reconocimiento a la impecable trayectoria de nuestra compañera legisladora, que ha trabajado incansablemente por el bien de la nación.
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