Foto: AFP Sin pérdidas que lamentar, pero consternación en Texas  

Entre la conmoción de la comunidad estudiantil y padres de familia, un incidente con armas en una escuela secundaria de Arlington, Texas, se sumó ayer al historial de tiroteos en centros educativos de Estados Unidos, que para este este año acumula 217 muertes desde la masacre de Columbine, Colorado, en abril de 1999.

Los registros al respecto señalan que, si alguien -que no sea el tirador- resulta herido por la detonación de arma de fuego al interior de un centro educativo de cualquier nivel, el hecho puede ser calificado como tiroteo escolar.

El incidente de la víspera dejó cuatro personas luego que un estudiante abrió fuego en medio de una pelea con otro alumno, según el informe de la Policía local.

El sospechoso, Timothy George Simpkins, un alumno de 18 años que huyó en automóvil tras la balacera, fue arrestado posteriormente, informó Kevin Kolbye, subjefe de la Policía, que fue notificada de inmediato sobre los disparos efectuados en el primer piso de la escuela secundaria Timberview, Kolbye.

Las imágenes difundidas por televisión mostraron una fuerte presencia policial en los alrededores del centro educativo, que alberga a poco menos de 2 mil estudiantes.

“No se trató de un tiroteó al azar, sino que hubo una pelea entre el estudiante y otro individuo, y se utilizó un arma”, dijo Kolbye, y agregó que solo hubo dos o tres disparos.

Después de un año con clases en línea debido a la pandemia, las escuelas estadounidenses volvieron a sus actividades y, con ello, una problemática que no surge de la nada si consideramos que, tan solo en Estados Unidos -con 330 millones de habitantes-, se concentra 40% del total de armas en el mundo, con 310 millones de unidades al alcance de civiles.

Ante esta situación, activistas han concentrado sus esfuerzos en restringir las normativas sobre su adquisición, sin embargo, la mayoría de estos eventos involucran artefactos adquiridos de forma ilegal.

 

LEG