Este año, los científicos Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi recibieron el Premio Nobel de Física por sus aportaciones al estudio y entendimiento de los sistemas físicos complejos.
Por una parte, Manabe consiguió demostrar cómo un incremento en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera conlleva un aumento de las temperaturas en la superficie terrestre, mientras que Hasselmann desarrolló modelos para identificar las huellas que dejan los fenómenos naturales y la actividad humana en el clima.
Además, Giorgio Parisi recibió el galardón por sus contribuciones a la teoría de los materiales desordenados y los procesos aleatorios.
Al respecto, los doctores José Luis Mateos Trigos, Denis Pierre Boyer y Gerardo García Naumis, colaboradores en el Departamento de Sistemas Complejos del Instituto de Física de la UNAM hablaron más a detalle sobre las aportaciones de cada uno al mundo de la ciencia y tecnología.
“Un sistema complejo es un conjunto formado por muchos componentes que interactúan y dan lugar a propiedades emergentes que no están en los individuos pero sí en el conjunto de individuos”, expresó en conferencia de prensa Mateos Trigos.
Recalcó que algunos ejemplos de sistemas en biología y en dinámica de poblaciones son las hormigas y las abejas quienes al vivir en sociedad forman panales y colonias.
Otro ejemplo, dijo, es el cerebro humano que está compuesto por una red de neuronas y dan lugar a la conciencia humana. Lo mismo pasa dentro del mundo financiero, en donde millones de individuos compran y venden bienes.
Por su parte, el doctor Boyer habló sobre las aportaciones de Giorgio Parisi, en especial al entendimiento de los sistemas desordenados, tema por el cual recibió el Premio Nobel.
“Un ejemplo de esto, es el cerebro humano, podemos pensar que es un sistema bastante ordenado porque somos capaces de aprender idiomas y articular palabras para producir un discurso coherente, sin embargo, cuando se ve en un microscopio de lo que está hecho es un sistema bastante desordenado compuesto de miles de millones de neuronas conectadas entre sí que intercambian impulsos eléctricos”, señaló.
En los 80 ‘s, dijo, Parisi mostró como el desorden combinado con la frustración y el ruido puede generar múltiples patrones estables en sistemas de muchos componentes, por ejemplo, los neuronales.
“El sistema al que se interesó Parisi no fueron las redes neuronales sino los cristales magnéticos desordenados. Su contribución fue haber entendido el origen del orden que podía existir en un sistema que de por sí por su construcción era desordenado”, agregó.
Enfatizó entonces que el desorden no complica las cosas sino que es crucial para el sistema mismo.
En su ponencia, el doctor Naumis expresó que Hasselmann escribió una ecuación que separa las contribuciones de clima a largo plazo con las del tiempo a corto plazo.
“Él considera que estas contribuciones a corto plazo pueden pensarse que son aleatorias, es decir, que no se pueden predecir”, dijo.
También mencionó las aportaciones de Manabe quien identificó la física básica del efecto invernadero.
“La mayor parte de la radiación solar nos viene en forma de luz visible por eso vemos el sol amarillo y esa radiación que puede atravesar las nubles llega a la tierra y al calentarse emite otra vez esa radiación pero ya no en forma de luz visible sino en lo que nosotros le llamamos infrarrojo”, indicó.
Para profundizar más en temas relacionados al cambio climático y ciencias atmosféricas, la UNAM creó el Instituto de Ciencias Atmosféricas, el Centro de Ciencias de la Complejidad C3 y el Departamento de Sistemas Complejos.
LDAV