A 11 días de la mayor cumbre climática global, la COP26, el común denominador deberían ser los ánimos internacionales por asegurar un futuro más verde, sin embargo, las inquietudes de activistas y ONGs han optado por sembrar semillas en la vía legal para dar cuenta de que la ejecución de los planes y propuestas queda a deber… y el tiempo apremia.
La búsqueda de justicia ambiental dentro de la legislación de cada país tiene hoy a más de un activista con el dedo en el renglón. Actualmente hay más de 600 procesos climáticos abiertos en todo el mundo, lo que supone una ola de litigios que busca encarar a los ejecutivos de países como Estados Unidos, España, Polonia, Alemania y Francia para que implementen o cumplan con sus promesas.
En Francia, cuatro organizaciones -entre ellas Oxfam y Greenpeace-, denunciaron en 2019 la carencia de acciones en la lucha contra el calentamiento global de 2015 a 2018. El tribunal administrativo de París dio la razón a las ONGs este mes en lo que llamaron “El caso del siglo”, al declarar como responsable al Estado por incumplimiento. La sentencia instó a las autoridades a adoptar las medidas necesarias para reparar el daño antes del 31 de diciembre de 2022.
Por su parte, España también aporta con sus propios recursos a la problemática pues, según el informe de Greenpeace titulado “Macrogranjas, veneno para la España rural”, el país aumentó -entre 2015 y 2020- en casi 140 millones el número de animales en esos espacios y hasta en 21% el número de cerdos, señalados por contaminación de nitratos. La consecuencia: al menos un tercio del agua en el país sobrepasa el nivel autorizado de estos contaminantes para poder considerarse potable.
Gases y contaminación no son la únicas problemáticas en la agenda ambientalista, la deforestación también es un problema grave. En Polonia, organizaciones denunciaron la reanudación de la tala de árboles en Bialowieza, el último bosque virgen de Europa, considerado patrimonio mundial por la UNESCO y que en 2016 sufrió una importante deforestación que fue justificada por las autoridades como parte de un control para evitar la propagación de una plaga.
Pero los tiempos cambian y las empresas que no consideran dentro de sus procesos el impacto ambiental del que son responsables también sufren el estigma social. A principios de octubre en el puerto de Rotterdam, Holanda, tuvo lugar en una protesta pacífica en donde se exigía la prohibición de publicidad y el patrocinio de combustibles fósiles dentro de la Unión Europea, causa que motivó una Iniciativa Ciudadana (ICE). Al respecto, la directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, declaró que a menos de un mes para la COP26, “Europa planea aumentar la producción de gas fósil, lo que nos llevaría a incrementar las emisiones, cuando lo que necesitamos es romper esta dependencia”, en referencia a la reciente crisis energética.
Greta Thunberg llama a protestar en Glasgow
La mayor cumbre climática tendrá lugar a partir del 31 de octubre en Glasgow, Escocia, y mientras los líderes del mundo organizan los foros y ponencias, los activistas como Greta Thunberg alistan las protestas.
“La salida de los contaminadores no es solo un grito de guerra, es la última oportunidad que tenemos para salvar a la humanidad. Hemos dicho esto durante los últimos dos años y le pedimos que se una a nosotros (con suerte) por última vez. Nos vemos en las calles de Glasgow”, retuiteó la joven sueca.
LEG