@guerrerochipres
La seguridad ante la violencia de género es una obligación de las grandes urbes en el tránsito hacia la modernidad, y las coloca a la vanguardia en las atenciones a la ciudadanía.
Las violencias contra las mujeres, identificadas en delitos como el acoso sexual, la violación o el feminicidio, forman parte del deterioro de valores sustentado por la carencia de principios de igualdad y respeto. Bajo el amparo de arquetipos machistas, estas conductas fueron normalizadas por temor o falta de información.
Desde hace prácticamente tres años, el centro de la atención fue puesto en una agenda de género que impulsó la denuncia y el empoderamiento de las mujeres frente a sus agresores. Hoy, las políticas públicas están encaminadas a combatir y erradicar conductas delictivas que atentan contra las mujeres de cualquier edad.
El próximo 25 de noviembre se cumplen dos años de que la Ciudad de México, por impulso de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, adoptó la Alerta contra la Violencia de Género como una estrategia integral para abordar el problema, desde el fortalecimiento de la denuncia hasta la conformación de programas de apoyo a las mujeres para salir de ese círculo violento.
Los resultados ya están a la vista. En el informe presentado este lunes, la fiscal de Justicia, Ernestina Godoy, expuso dos indicadores que, en su cruce, muestran los avances en una de las manifestaciones más graves, el feminicidio: el número de casos bajaron 25% en el período de enero a septiembre de este año, en comparación con el mismo de 2020, y el porcentaje de presuntos responsables imputados creció 33%.
Las cifras indican un mejor trabajo de prevención y mejores resultados en la persecución, que en suma significan menos impunidad ante uno de los crímenes más deleznables.
Los vinculados a proceso por violación también presentaron un aumento del 85.7% y los de acoso sexual crecieron 316%.
El secretario de Gobierno, Martí Batres, resumió los resultados en un punto esencial al que aspira la ciudadanía: en la Ciudad de México los agresores de mujeres no pueden caminar libremente por las calles, pues se les detiene y encarcela.
La visibilización y el empoderamiento son el camino para acabar con la impunidad. El trabajo articulado desde la ciudadanía, las organizaciones y las autoridades es un elemento fundamental en una tarea que, como lo mencionó la titular de la Secretaría de las Mujeres, Ingrid Gómez Saracíbar, no está acabada.
Lograr una vida plena y libre de violencia de género implica, además de servicios de asistencia eficientes y expeditos, transformar estructuras que han solapado los privilegios en beneficio de unos y perjuicios de otros.