Adalberto Santana
Los restos de Francisco Morazán hoy descansan en San Salvador, República de El Salvador, así lo dejó plasmado en su testamento político momentos antes de ser fusilado en Costa Rica el 15 de septiembre de 1842. Morazán fue presidente de la Federación Centroamericana (que abarcaba los estados de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) en la tercera década del siglo XIX. En los años de vigencia de la revolución morazanista, que abarcó desde 1830 hasta 1839, se logró mantener la integración centroamericana, proyecto político que finalmente no logró desarrollarse plenamente, pero quedó como ideario y una gran herencia del pensamiento de Morazán.
La idea unionista vive todavía y no ha logrado madurar y desarrollarse plenamente en la región centroamericana en nuestros tiempos. A pesar de que hoy es un instrumento necesario y urgente para poder enfrentar de la mejor manera el proceso de internacionalización de la economía.
En ese sentido, las ideas morazanistas del siglo XIX cobran actualidad en la misma medida en que sirven como norma moral, como un legado para entender cómo orientar la modernización centroamericana en beneficio de los más amplios grupos sociales de la región.
La experiencia de Morazán y su pensamiento emancipador sin duda son enseñanzas de la historia que apelan a reflexionar en torno a la integración para enfrentar de la mejor manera posible los retos del siglo XXI. En ese sentido histórico que le imprime a Centroamérica su ubicación geoestratégica, hay que considerar que lo realmente visible para la ruptura de la Federación y de la propuesta unionista de Francisco Morazán fue la enorme distancia entre el proyecto político y la realidad social, así como el interés de las grandes potencias por el control de la región. A esto en su tiempo se sumó la pugna entre los bandos liberales y conservadores.
Hasta nuestros días, la balcanización del Istmo centroamericano, en gran medida alentada por los intereses de EU y de los grupos más conservadores en el poder en los distintos países de la región, han frenado que las naciones avancen para hacer factible esa integración. En nuestros tiempos funcionan algunos organismos regionales, como el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Parlamento Centroamericano (PARLACEN). Sin embargo, falta mucho para emancipar a los más amplios sectores de la pobreza y la marginación y con ello lograr mejores niveles de bienestar social.
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