Este 29 de octubre se conmemora el primer aniversario luctuoso del artista plástico Arturo Rivera, un individuo muy estricto en todos los ámbitos de su vida personal como profesional, lo cual el crítico de arte Carlos Blas Galindo Mendoza atribuye a su educación en el Colegio Alemán. “De ello no quedó exento ni su temática y muchos menos la técnica que abordó”, comenta a 24 HORAS.
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En algún momento su homólogo Saúl Kaminer declaró que Rivera “siempre tuvo un carácter muy difícil, porque parecía estar en pelea consigo mismo. Entre nosotros siempre hubo camaradería y afecto. Pero tenía una especie de desgarramiento interior muy a flor de piel, y no sabemos qué hubiera pasado si no hubiese sido pintor. Eso lo hacía a la vez muy noble, y también muy duro y difícil. Pero en realidad era muy cariñoso. Todos tenemos contradicciones, pero él las vivió más a flor de piel”.
Desde la perspectiva de Blas Galindo Mendoza, el ganador del primer premio de la Bienal Internacional de Arte de Pekín en 2005, evidenció la doble moral de la sociedad contemporánea occidental.
Arturo Rivera pintó aquello que no podía ser sino a través del arte y a su manera para de esta forma enfrentar al espectador a esa doble moral que prevalece en el mundo y que no había sido adecuadamente representada en Latinoamérica hasta su llegada al mundo de las artes plásticas.
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“Nosotros somos capaces de solicitar que el arte sea gratificante, que no incluya aspectos controversiales y sobre todo, que no señale el horror, lo terrorífico, lo violento, lo sexual, los abusos. Pero él, por otro lado, trabajó en un lenguaje tanto realista, atendiendo a lo estilísticamente naturalista, haciendo mímesis de algunos aspectos de la realidad tangible”, añade Blas Galindo, quien tuvo la oportunidad de conocerlo como artista y como ser humano.
DESDÉN POR EL MERCADO DEL ARTE
Nunca fue condescendiente y mucho menos autocomplaciente. Por lo tanto en sus autorretratos aplicaba ese mismo rigor pero a través de la sordidez, de lo terrible, lo feo, lo grotesco, lo violento como opciones expresivas, combinadas con lo bello.
“Desde las obras primeras hay también un asomo de posible represión sexual que le molestó, que le ofendió durante mucho tiempo, entonces se empieza a autorepresentarse, en vez de eludir esa parte de su vida, para decir ‘aquí estoy, esto fui, esto me pasó y vamos hacia adelante, no vamos a fregar con traumas el resto de la vida’, con o sin psicoanálisis, aunque no sé si tuvo terapia o no, no tengo idea”, añade.
Si algo caracterizó a Arturo Rivera fue su desdén hacia las ferias de arte pues no estaba de acuerdo con que fuera el mercado el que determinase qué es lo artístico y qué no”, finalizó Carlos Blas Galindo Mendoza.
Lo que debes saber
Hasta el momento no hay institución que pueda realizar una retrospectiva de Arturo Rivera debido que hasta el momento no se ha resuelto la sucesión del legado físico-material de su obra.
LEG