Foto: AFP Las más de 2.400 víctimas de la violencia, el covid-19 y otras enfermedades de la fosa común solo fueron visitadas por el sacerdote católico Víctor Manuel Ortega  

Lejos de las coloridas flores e imágenes de calaveras que adornan la tradicional fiesta del Día de Muertos en México, las tumbas de cientos de víctimas no identificadas o reclamadas permanecieron solas este martes en una fosa común de la fronteriza Ciudad Juárez.

Las más de 2.400 víctimas de la violencia, el covid-19 y otras enfermedades que permanecen en una fosa común de la ciudad solo fueron visitadas por el sacerdote católico Víctor Manuel Ortega.

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“Nos acercamos a bendecir la fosa común para recordar lo importante que es orar por nuestros fieles difuntos. Pedimos por ellos, por los fieles difuntos para que puedan descansar en paz”, dijo el religioso a la AFP.

Sin embargo, entre las hileras de tumbas con personas sin identificar destacaba la de Manuel Epigmenio Hernández, quien permanecía en calidad de desaparecido hasta que su madre, Luz Elena Álvarez, descubrió que había muerto.

Hernández fue asesinado el 16 de febrero de 2020, pero como nadie reclamó el cuerpo inmediatamente fue enterrado en la fosa común en mayo de ese año junto con los restos de otras 118 personas.

Una vez que su madre lo identificó, colocó su nombre, su fecha de nacimiento y una cruz en donde está enterrado. Un caso aislado entre las fosas que solo tienen el número con el que el servicio forense identifica a la víctimas.

“Los amigos y vecinos, y todos, nos decían lo mismo, que lo habían matado. Y yo buscándolo en donde quiera, y no lo hallábamos, pues ¿cómo lo íbamos a hallar, si ya tenía un año y cuatro meses sepultado?”, dijo su madre.

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El ambiente en la fosa de Ciudad Juárez contrastó con la festividad que se registró en otras partes del país, en donde decenas de familias visitaron en los panteones a sus seres queridos o colocaron coloridas ofrendas de Día de Muertos con el retrato de la persona fallecida, flores, veladoras y los alimentos y bebidas que más le gustaban.

Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, se vio por años sacudida por la violencia ligada al crimen organizado.

Desde diciembre de 2006, cuando el gobierno federal lanzó un polémico operativo militar antidrogas, en México se han registrado más de 300.000 asesinatos, según cifras oficiales que atribuyen la mayoría de estos casos a pugnas entre criminales.

Además, las autoridades cuentan en el país más de 93.000 personas desaparecidas, la mayoría a partir de 2006.

klcg