Arrancó la COP26, y el tono esperanzador de las participaciones de los líderes mundiales se tornó gris tras la sentencia que surge del secretario general de las Naciones Unidas: Los anuncios recientes de acción climática pueden dar la impresión de que estamos en camino de cambiar las cosas. Es una ilusión.
A las afueras del campus donde se lleva a cabo la asamblea, la opinión pública parece coincidir con el mensaje de la ONU y se materializa con manifestaciones que exigen compromisos “a la altura de la crisis climática”.
Durante la cumbre de Glasgow, que se considera la negociación sobre cambio climático más importante desde el Acuerdo de París, los reflectores se centran en el discurso de los mayores emisores de gases de efecto invernadero (GEI). El optimismo con el que se vierten compromisos a largo plazo desde el podio de Glasgow no corresponde a la realidad, y es que los países desarrollados -con la capacidad de destinar recursos “reales” a la problemática-, siguen sin hacer lo suficiente, ese parece ser el consenso.
“Incluso si las promesas recientes fueran claras y creíbles, todavía nos dirigimos hacia la catástrofe climática”, admitió el secretario Antonio Guterres, quien a su vez hizo hincapié en cómo los compromisos actuales ya no son congruentes con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura por debajo de los dos grados, al que suscribieron 196 naciones.
En el mejor de los casos, las temperaturas subirán muy por encima de los dos grados, admitió el vocero de la organización, tras citar los recientes informes sobre contribuciones determinadas a nivel nacional que indican que, de seguir el mundo por el mismo camino, el aumento llegaría al menos a 2.7 grados.
Estados Unidos y la Unión Europea se comprometieron a conseguir la neutralidad de carbono en 2050. Una meta más optimista que la de China, otra gran contaminante, que se suscribe al mismo objetivo… pero para 2060. Le sigue India, que promete alcanzar las cero emisiones en 2070. Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró que su administración destinará casi 30 mil millones de euros en los próximos tres años a la transición ecológica.
Aunque para los periodos también hubo “peros”: “Necesitamos otro camino. No en 2030, no en 2050, sino ahora”, clamó Walelasoetxeige Paiter Bandeira Suruí, joven indígena brasileña y estudiante de Derecho, sobre el podio de la cumbre, “hoy el clima se está calentando, los animales están desapareciendo, los ríos se están muriendo, y nuestras plantas ya no florecen como antes”.
En paralelo a las participaciones se vivieron las protestas ecologistas impulsadas principalmente por jóvenes. Presente entre la multitud se encontraba Greta Thunberg, que llegó a Glasgow desde el sábado en medio de las primeras movilizaciones, y convocó a una marcha el 5 de noviembre.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
Una maravillosa recuperación…
En el marco de la cumbre ambiental, David Attenborough, reconocido divulgador naturalista de 95 años de edad, instó a los líderes de las naciones a actuar mientras haya tiempo.
“En mi vida, he sido testigo de un terrible declive. En el tuyo, deberías presenciar una maravillosa recuperación”, declaró el especialista en una de las primeras participaciones de la COP26.
“Si trabajando separados podemos desestabilizar nuestro planeta”, agregó el científico, “seguramente trabajando juntos somos lo suficientemente poderosos para salvarlo”.
El británico es uno de los divulgadores más conocidos de la televisión, y considerado uno de los pioneros en documentales sobre la naturaleza. Su trabajo consiste en series que muestran prácticamente cualquier aspecto de la vida en la Tierra.
Sir David Attenborough habló ayer como “defensor del pueblo” de la COP26, durante la ceremonia de apertura. Sobre él se ha dicho que ha inspirado a millones de personas en todo el mundo con su pasión y su conocimiento para actuar contra el cambio climático, como lo señaló el primer ministro británico, Boris Johnson, hace unos meses, cuando fue nombrado en el cargo honorario.
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