Checo Pérez encendió el ánimo de las casi 100 mil personas que se dieron cita en Reforma para ver a uno de los mejores atletas nacionales a nivel mundial.
El tapatío fue el más esperado y no se guardó nada para que sus fans disfrutarán tras larga espera.
A bordo de RB7, auto campeón del mundo, arrancó los motores con sonido ensordecedor y puso pie en el acelerador para iniciar e recorrido.
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De la Diana a Ángel y de regreso. A su paso, la gente gritaba y tomaba cuánta foto y video podía. Un recuerdo que no siempre se puede tener.
Tres veces salió a rodar y en cada una de ellas aprovechó para realizar las famosas donas en distintas secciones del tramo.
El olor a caucho incinerado y la huella oscura en el asfalto tras disiparse el humo de cantidades bastas emocionaba más a la afición. Una postal que desde dentro se ve más espectacular.
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La ola, el olé, olé y gritos entremezclados llegaban a los oídos de Checo. Eso seguro, pues también los gritos de fervor tenían altos decibeles que se ponían al paso del Red Bull.
LV