Las últimas postales del Autódromo Hermanos Rodríguez tienen a los equipos de la Fórmula 1 relajándose y pasándolo bien antes de concentrarse mañana en cuestiones meramente de la carrera. El sol a media luz despide la primera jornada.
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Risas, es lo que prevaleció a lo largo del día, y para cumplir con los últimos compromisos, fue lo mejor, ya que la dinámica constante no es algo grato para todos.
En Ferrari y Alfa Romeo predominan las pequeñas reuniones para la comida, mientras que en Mercedes y Red Bull so más dispersos.
Se ve a Ricciardo comer solo, a Giovinazzi dentro del hospitality más introspectivo, a Vettel con su acompañante de siempre: la mujer rubia que lo saca de apuros con los medios que lo abordan.
Ausente por la mañana, por la tarde el sonido de los motores ya está presente. Desde fuera de pits se escuchan los bloques revolucionar una y otra vez.
El ruido rompe con la serenidad y las charlas se tornan en tono más alto para entender el mensaje.
Mecánicos atraviesan el corredor principal con los juegos de llantas preparados para mañana. A un metro, se aprecia la gran dimensión que tienen.
El media center es un carnaval de lenguas de distintos lugares que para aquellos que no entienden, solo se alcanzan a percibir e las conversaciones palabras como Verstappen, Hamilton o Checo.
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Todo se apacigua y muchos se retiran para mañana a primera hora deleitarse con el festín visual, auditivo y olfativo que se negó por tanto y que ahora todos quieren ser parte de él.
Mañana vuelve Fórmula 1, las prácticas, la gente ya en las gradas y la pista volverá a cobrar vida y a sentir el desgaste de los neumáticos.
GR