Foto: Cortesía OIM SEQUÍAS. Mal que agobia África  

La Universidad de Glasgow ha sido durante 10 días el escenario de grandes discursos y compromisos, pero… como en fábula de Esopo, “francamente, la montaña ha parido un ratón”, según la percepción de la responsable del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Y es que la ecologista danesa Inger Anderson fue fulminante en su análisis cuando la cumbre climática de las ONU está por concluir, este viernes. Las metas son claras y, aún así, la renovación de votos por parte de los representantes de casi 200 naciones presentes es muy deficiente.

Solo hace falta asomarse a los alrededores de la Universidad de Glasgow para escuchar a los activistas puntualizando las consecuencias que la crisis ambiental arrastra por todo el mundo.

A pesar de las coaliciones para detener la explotación de bosques y zonas naturales, los proyectos para reducir en 30% las emisiones de metano, o para acabar con el uso de combustibles fósiles como fuente de energía, la situación sigue siendo alarmante, según el informe presentado ante el escenario de la Conferencia de las partes de la ONU.

El PNUMA explicó que, según sus expertos, para que los compromisos depositados sean acordes con la crisis y sea posible cumplir con los objetivos previstos en el Acuerdo de París (que busca mantener el calentamiento global en no más de 1.5° C y evitar que llegue a los 2°C), se necesitaría “siete veces más ambición”.

Sin embargo, de acuerdo con el informe de la agencia de la ONU -que fue presentado por primera vez en octubre pasado-, los cálculos arrojan que el mundo se dirige a un aumento de la temperatura del planeta de hasta 2.7° C y ahora, tras las garantías que el panorama internacional ofrendó durante la última semana, ese panorama no mejora sino hasta 2030.

Si los objetivos estuvieran encaminados a frenar esta situación, el compromiso conjunto requeriría de la reducción inmediata de entre 30 y 55 por ciento de emisiones para mantener al planeta en la línea de 1.5° C pues, en caso de que solo se cumplieran puntualmente las promesas hechas en días pasados, al planeta aún le espera un aumento de 2.2°C… lo que en todo caso mantiene a la ONU optimista ante un esfuerzo adicional que aleje al mundo de la catástrofe.

Por su parte, la coalición formada por algunos de los países más afectados por el cambio climático de América Latina, Asia y África, pidieron 1.3 billones de dólares anuales a partir de 2030 para medidas de mitigación del cambio climático y adaptación.

El grupo de países recordó que antes de 2020 los países desarrollados habían prometido que entregarían 100 mil millones de dólares anuales, de los que la ONU ha demandado el adeudo del 20% de esa cifra… que los países ricos aseguran que honrarán en un par de años.

En los libros, la cooperación económica de 100 mil millones por parte de países desarrollados -que también son los mayores emisores de gases contaminantes-, es apenas la base de la financiación climática.

El paquete de ayudas sociales y de transición ecológica que quiere aprobar el presidente estadounidense, Joe Biden, actualmente parado en el Congreso, es de 1.75 billones de dólares, a gastar en una década.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

CIFRAS

100, 000
millones de dólares aportarían países ricos a pobres

1.3
billones de dólares exigen los países pobres en 2025

LEG