Santiago Nieto estaba sentenciado desde hacía tiempo. Su delito no fue su boda en Guatemala. En las altas esferas de la 4T se sabía la fecha y que la boda no sería en México. El propio Presidente declaró haber sido invitado por Nieto.

Santiago Nieto es un funcionario de larga trayectoria y tiene relaciones con personajes públicos y privados en todos los niveles. No lo sentenció su paso por la temida UIF ni sus múltiples y poderosos enemigos afectados por sus acciones al frente de esa institución.

A Nieto lo condenó, y sentenció, casarse con una consejera del INE, uno de los mayores enemigos -y obstáculos- del régimen y su círculo más radical.

Este selecto grupo de guardias pretorianos obradoristas todo lo observa, todo lo indaga, todo lo califica -y descalifica- y finalmente emite su inapelable sentencia. Siempre culpable.

Hoy pesa más en el ánimo del Presidente la voz tronadora y vengativa de Taibo que las sentencias de la Suprema Corte. El justiciero por encima del juez. Mal asunto.

En este régimen, la forma es el fondo. A Pablo Gómez -sucesor de Nieto- le dio posesión del cargo el secretario de Gobernación -entiéndase AMLO-, y no el secretario de Hacienda -Rogelio Ramírez- ¿Le habrá alguien siquiera consultado su opinión? Evidentemente, no. Todo estaba decidido previamente.

Morena ya había intentado deshacerse de Santiago Nieto, “invitándolo” a que fuera su candidato en la pasada elección para gobernador en Querétaro. No tenía ninguna posibilidad de ganar y no aceptó. El resultado le dio la razón.

A Morena la elección intermedia le descompuso todos sus planes. En eso, ni perdón ni olvido. Para el régimen, el INE y sus Consejeros -todos- son los culpables de sus males presentes. Traidores.

El plan fuera-Nieto se ejecutó primero con la casual filtración de los 35 mil dólares de Ealy Ortiz -dueño de El Universal y periódico enemigo del régimen- El dinero en cuestión, sí se declaró en México, y se confirmó la existencia del formato internacional del destino de ese dinero: Estados Unidos. La filtración y la narrativa eran la misma: difama, que algo quedará…

Una cosa llevó a la otra, hasta lograr la “renuncia” de Nieto. De nuevo la narrativa purificadora de AMLO: “Estas lacras del pasado no tienen cabida en nuestro proyecto”.

En el olimpo obradorista, lo único imperdonable es la deslealtad al dios supremo. El rayo fulminante de Tláloc –en su versión actual, TLAMLOC- le cayó de lleno a Santiago Nieto. El verdugo se convirtió en su propia víctima.

Pero esto es sólo una parte del plan, lo verdaderamente importante es la llegada de Pablo Gómez. Su desconocimiento jurídico y técnico es irrelevante. Es la forma en que este nuevo brazo ejecutor de la justicia morenista va a apretar a todo aquello que pretenda oponerse al Gobierno.

La otra parte del plan es asfixiar al INE recortando su presupuesto. Esa es la orden que AMLO le dio a su operador en la Cámara -Ignacio Mier- y como Mier es suspirante por la gubernatura de Puebla, hará lo que le ordenen. Sí o sí.

La contrarreforma eléctrica quedó sepultada hoy, cuando -finalmente- el presidente del PRI fijó su posición: “No habrá nada antes de junio del 2022” en otras palabras, dado que no pudo Mier fracturar la Alianza, hay que ahogar al INE. O, mejor dicho: Morena tiene que ganar las elecciones de 2022, por la buena si se puede, pero por la mala, también.

El objetivo final es impedir que la Alianza (más movimiento ciudadano) pueda mostrarse competitiva en el 2024.

¿Qué opinarán de todo esto Ebrard y Monreal? ¿No le encantaría conocer su punto de vista?

 

@Pancho_Graue

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