Luis Ángel Hurtado Razo

Octubre pasado fue, sin lugar a dudas, el peor mes para Facebook en los 17 años que tiene de vida. Derivado, en primer lugar, por los más de 10 mil documentos que filtrara Frances Haugen, extrabajadora de la firma, a miembros del Congreso de los Estados Unidos. Ella consideró que compartir esta información beneficiaría a la sociedad.

En segundo lugar, la caída mundial del día 4 (Facebook, Instagram y WhatsApp estuvieron fuera de servicio más de 6 horas) puso nuevamente a debate la dependencia que tienen millones de usuarios hacia las redes sociodigitales, especialmente de las que son propiedad de Mark Zuckerberg. Y en tercero, por la difusión de los 10 mil documentos a los medios de comunicación para configurar lo que se conocería como Facebook papers.

Al hacer un análisis y balance de los momentos de crisis de esta red social me surgen varios elementos que debemos considerar antes de recriminar o culpar a la empresa.

Cuando se culpa a Facebook por la dependencia que actualmente tenemos de las redes sociodigitales estamos omitiendo varios factores. En primer lugar, uno que considero fundamental: la falta de alfabetización digital en la mayoría de los usuarios, y en este caso debemos considerar que los distintos gobiernos han hecho caso omiso a este elemento. Es como culpar a las empresas que construyen automóviles por los accidentes que hay todos los días, cuando en realidad el Estado debería dotar a los automovilistas de una cultura de tránsito, porque las personas antes de comprar un vehículo deben contar con una licencia para conducir, lo que se traduce en que: debemos contar con los elementos teóricos y prácticos suficientes para poder manejar en cualquier calle.

Nosotros, antes de entrar a Facebook, deberíamos tener los elementos teóricos y prácticos de su buen uso, lo que ha pasado es que hemos aprendido en ensayo y error, es como cuando nuestro padre, primo o tío nos enseñan a manejar sin tener los conocimientos didácticos que los avalen como instructores de manejo.

Por otro lado, la dependencia es culpa del usuario, quien considera que su principal fuente informativa o de entretenimiento es Facebook, cuando en realidad debería estar consiente que existen muchas otras fuentes informativas o de esparcimiento en Internet.

Cuando se culpa a Facebook por la difusión de discursos de odio o de desinformación digital, mejor conocidos como Fake News, también se esta omitiendo a la “industria de la desinformación” que, al igual que el crimen organizado, se actualiza todo el tiempo para burlar las medidas o controles que la empresa desarrolla para combatirla.

Por su parte, el discurso de odio no es algo que llegara con Internet y las redes sociodigitales, sino que es un elemento que siempre ha estado presente en la sociedad, más bien en estos casos debemos pensar y reflexionar como usuarios si realmente ese tipo de discursos aportan elementos que contribuyan al debate público.

Sin duda, la crisis que vivió Facebook el mes pasado debe ser un elemento a considerar para reflexionar si realmente todos los males o problemas que aquejan al Internet son responsabilidad de la empresa… o si nosotros, gobierno y medios de comunicación, somos también parte del problema y, como toda crisis, esta nos permita construir un mejor Internet para todos.

@LuisHurRa