Se cansaron de buscar patos en los terrenos donde se construía el Aeropuerto de Texcoco y no encontraron ni siquiera el famoso lago. Pero eso no impide que puedan publicar una fotografía para su clientela donde más que un lago y patos, hay una precandidata presidencial, un alineado opositor avalando el cuento que permitió destruir una obra necesaria y la permanente presencia militar.
Este Gobierno presume un tren que no existe, autopistas de maqueta y la intención de declarar los terrenos del fallido aeropuerto como área natural protegida para evitar que en el futuro se pudiera recuperar la obra de un aeropuerto que sí funcione.
La destrucción del Aeropuerto en Texcoco, con un avance del 40%, y el parche a la base aérea militar de Santa Lucía podrá ser una de las decisiones económicas más equivocadas en la historia reciente del país, pero los réditos políticos de esta decisión de Andrés Manuel López Obrador están lejos de terminar.
Todo el enredo de la destrucción de un aeropuerto para parchar una base militar tiene enorme utilidad entre la clientela de la 4T, porque la mayor parte de sus seguidores no tendrá acceso a esa terminal aérea y tampoco tendrá punto de comparación con otros aeropuertos, porque es muy bajo el porcentaje de mexicanos que tienen acceso a ese medio de transporte.
En ese ambiente de polarización que alimenta constantemente el Presidente, la cancelación de Texcoco es interpretada como un golpe a las clases pudientes y conservadoras. Es un tengan para que aprendan que la 4T ha enseñado a su feligresía que es un buen ejercicio a los contrarios.
Y si a estas alturas presumen un tren fantasma que hace 45 minutos a Santa Lucía, hay que esperar a ver el montaje del 21 de marzo del próximo año cuando se “inaugure” esa terminal aérea.
Todo esto sirve para alimentar una narrativa de éxito del actual Gobierno que una mayoría creerá solo por lo que ve en imágenes. Y de paso mantiene la construcción de ese extraño escenario de sucesión adelantada que alimenta el propio Presidente con la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Nunca será preocupación del Presidente brincarse algún precepto legal que limite las precampañas, pero sí genera un ruido innecesario al interior de su propio movimiento por la descalificación que esto implica para otros aspirantes legítimos a la candidatura del partido del Presidente.
Y de paso, en las fotografías del fin de semana, se deja constancia de cómo en todo este cuento de hadas del aeropuerto de la transformación en el lejanísimo municipio de Zumpango, participa como aval uno de los pocos personajes de la oposición que tienen opción a reflectores propios: el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, en una alineación total con la narrativa fantasiosa de la 4T.
Pero lo que domina las imágenes de la supervisión del aeropuerto de Santa Lucía es la permanente presencia militar en torno al Presidente, a su Gobierno, a sus proyectos y a su sucesora.
Así, en un lago que no es lago, en un tren fantasma, en la supervisión de un aeropuerto lejano y poco funcional, lo que vemos es una síntesis del actual Gobierno que no encuentra límites para que prevalezca una sola visión siempre bajo esa sombra verde olivo.
@campossuarez