En el evento del pasado miércoles en el Zócalo de la Ciudad de México, Andrés Manuel decidió que para él lo importante es, como siempre, la forma. ¡Al carajo con el fondo!
AMLO se presentó a sí mismo como el origen y el fin del movimiento. Todos por la causa. Y él, es la causa. ¡Al carajo los opositores!
Lo importante para AMLO no era mostrar la fuerza de Morena, sino la propia. De nadie más.
Allí estaban todos, propios y extraños -como Mauricio Vila, gobernador panista de Yucatán- todos atentos a los gestos, a las formas, dispuestos a aprender cómo se impone el poder en las nuevas condiciones de México.
Si había que exponer a algunas de las miles de personas presentes al contagio de Covid. ¡Ni modo! En la guerra siempre hay bajas y sacrificios. Y bajo esa lógica: prohibido prohibir. Más claro imposible.
La sucesión presidencial -en principio- se resolvió el primero de diciembre, ya quedó claro quiénes no tienen ninguna posibilidad para ser candidatos en el 2024, por lo menos para el presidente López Obrador.
Al Presidente no le hacen falta ni partido ni fuerzas políticas a quién consultar. Andrés Manuel es la sucesión, partido y destapador. ¡Al carajo la democracia!
Si no sucede ningún evento catastrófico en la Ciudad de México o en su carrera política, Claudia Sheinbaum tiene casi todas las posibilidades de ser la ungida para continuar el proyecto de AMLO. No mostrar ningún signo propio es el camino. Callar y seguir al líder. Nada más.
Claudia cuenta además con el apoyo del círculo más radical y cercano de Andrés Manuel y de su esposa. La candidatura será el premio a la lealtad incondicional al Presidente.
La ausencia de Ricardo Monreal en el evento oficializa la ruptura con el Presidente. El senador tendrá que construir, fuera de Morena, su plataforma para ser candidato a la Presidencia. La decisión en la Suprema Corte que determine el futuro del partido Fuerza por México será fundamental en sus aspiraciones. Lo tiene cuesta arriba.
En una posición algo menos complicada está Marcelo Ebrard, aún dentro del Gobierno de AMLO, lo que le permite una exposición de primer nivel y poder seguir construyendo su candidatura desde la cancillería. Ésta tendrá un papel muy relevante en los próximos meses.
Una vez pasadas las elecciones para gobernadores en julio del año próximo, Ebrard definirá el momento y la forma de abandonar el Gobierno. Podrá entonces, definir de qué fuerza política o alianza se acompañará en su proyecto de candidatura por la presidencia de la República.
A Marcelo el tema se le puede complicar si al final Movimiento Ciudadano decide apoyar en 2024 a Luis Donaldo Colosio -alcalde de Monterrey- Sus opciones de encontrar un partido con estructura nacional se podrían reducir de forma importante.
La sorpresa podría venir del Partido Verde, si se mantienen como los perfectos infieles de siempre y como se ven venir los tiempos, se ofrecerán al mejor postor. Manuel Velasco y socios -perdón, correligionarios- harán lo que mejor saben hacer: esperar y mover ficha.
MC ya anunció que para la campaña presidencial van solos. Esto tendría que forzar a la muy discutible Alianza -PAN, PRI y PRD- a fijar ya posiciones si pretenden tener alguna posibilidad en el 2024.
La debilidad y falta de liderazgo en los dirigentes de la Alianza son inversamente proporcionales al crecimiento en la percepción de MC. Dante Delgado sin duda ha aprendido de sus errores y hoy MC es una muy seria opción política de cara al futuro.
¿Candidaturas independientes a la vista? Pueden ser una opción interesante ante el agotamiento de los partidos políticos. No las descarte.
@Pancho_Graue