El presidente estadounidense se empeñó en organizar una cumbre internacional sobre la democracia justo en medio de una crisis institucional interna derivada del mandato de Donald Trump y su periodo de transición.
El 6 de enero pasado, la ceremonia en el Capitolio para reconocer el triunfo de Joe Biden se vio interrumpida por la inédita toma violenta del recinto por parte de simpatizantes del republicano, quien no logró la reelección. Los hechos culminaron con cinco personas muertes.
Indicadores internacionales que miden la calidad de los regímenes democráticos, como el que publica The Economist (Reino Unido) o International IDEA (Suecia) castigaron a Estados Unidos derivado de lo observado durante la segunda mitad del periodo del republicano Trump.
Y a pesar de todo, Biden encabezó el encuentro ayer, en el marco del Día Internacional contra la Corrupción, mayormente virtual, durante el cual admitió que este sistema de gobierno se encuentra debilitado.
“Frente a desafíos sostenidos y alarmantes a la democracia y a los Derechos Humanos universales en todo el mundo, la democracia necesita defensores. En Estados Unidos sabemos tan bien como cualquiera que renovar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones requiere un esfuerzo constante”, sostuvo el mandatario en su mensaje.
“Estamos en un punto de inflexión”, agregó, “¿permitiremos que el retroceso de los derechos y la democracia prosiga de forma desenfrenada?”.
Pero la cumbre y su asistencia (EU definió a los 110 invitados) no pasaron desapercibidos, y Rusia y China, que no fueron requeridos, levantaron la ceja ante lo que percibieron como un acto con tintes de “Guerra Fría”.
Los embajadores chino y ruso en Estados Unidos escribieron en un ensayo conjunto en la revista National Interest que el Gobierno de Biden hace gala de “una mentalidad de la Guerra Fría que avivará la confrontación ideológica y una brecha en el mundo”. Taiwán, una isla con un gobierno de tono occidental, a la que la China continental comunista considera parte de su territorio, sí fue invitado, lo que enojó más a Pekín.
Fueron requeridos también Pakistán y Filipinas, pero el gobierno nacionalista de Hungría, miembro de la Unión Europea, quedó fuera. El presidente de ultraderecha de Brasil, Jair Bolsonaro, fue invitado, pero el presidente de Turquía, integrante de la OTAN, Recep Tayyip Erdogan, no lo fue.
En América Latina y el Caribe no fueron convocados los gobiernos de ocho países: Bolivia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Venezuela. Pero sí fue invitado Juan Guaidó, líder opositor venezolano al que Estados Unidos y medio centenar de países consideran presidente interino del país caribeño, en detrimento del mandatario Nicolás Maduro.
“En mi país fue vulnerada la democracia”, aseguró Guaidó en su intervención, en la que propuso “construir un frente unificado con enfoque multilateral.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
FRASES
“La democracia no es un accidente. Tenemos que renovarla con cada generación. Y este es un asunto urgente para todos nosotros, los datos hoy apuntan a la dirección incorrecta”
Joe Biden
Presidente de Estados Unidos
“¿Cómo podría EU permitir que más de 800 mil de sus habitantes mueran a causa del coronavirus (…) con tragedias como esa, ¿cómo puede Estados Unidos defender la democracia?”
Zhao Lijian
Portavoz de la Cancillería china
DOS INDICADORES
Mediciones internacionales basadas en indicadores como los conflictos postelectorales, desarrollo o poder militar dan cuenta del deterioro de la democracia estadounidense.
* De acuerdo con el Índice de la Democracia de 2020 que cada año publica la revista británica The Economist, Estados Unidos se ubica en la categoría “democracias defectuosas”, por debajo de países como Costa Rica y Corea del Sur.
* EU aparece por primera vez en la lista de “democracias en retroceso”, principalmente por el deterioro durante la segunda mitad de la presidencia Trump, según la organización International IDEA, con sede en Estocolmo, Suecia.
Un candidato… a venta de cigarros
Y hablando de libertades… Nueva Zelanda elevará progresivamente la edad mínima para comprar cigarros, como parte de una estrategia para cortar con esta adicción, lo que implicará que los jóvenes de hoy en día nunca puedan comprar cigarrillos legalmente, explicó el Gobierno.
Actualmente, Nueva Zelanda prohíbe la venta de tabaco a menores de 18 años. Con la nueva ley, a partir de 2027 se elevará en un año cada año, impidiendo que la generación que en ese momento alcance los 18 no llegue nunca a poder adquirir esa sustancia.
“Queremos asegurarnos de que la gente nunca empiece a fumar (…) porque la verdad es que no hay una edad segura para empezar a fumar”, argumentó la ministra asociada de Salud, Ayesha Verrall.
Agregó que el Gobierno también legislará para restringir dónde se vende tabaco y solo permitirá productos con baja nicotina en el mercado para reducir las probabilidades de que la gente se vuelva adicta.
Según Verrall, este plan mantiene a Nueva Zelanda en ejemplo de la lucha contra el tabaco, con acciones como prohibir los patrocinios de marcas de cigarrillos en deportes en 1990 o prohibir fumar en bares en 2004.
“Es un día histórico para la salud de nuestra gente”, agregó, “fumar todavía es la principal causa de muerte previsible en Nueva Zelanda y causa uno de cada cuatro cánceres”, añadió.
Las autoridades especificaron que los efectos nocivos del tabaco recaían especialmente en las comunidades maorí y del Pacífico, donde la media de fumadores duplica el 13.5% del resto de la población.
El Gobierno espera reducir este porcentaje al 5% para 2025 lo que, en su opinión, ahorraría al sistema público 3.6 millones de dólares.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha sido reconocida por el manejo de la pandemia de Covid-19 en la nación de 5 millones de habitantes, donde hubo 12 mil casos y 44 muertes. Hoy en día se enfilan al 90% de la población protegida.
CON INFORMACIÓN DE AFP
FRASE
“Queremos asegurarnos de que la gente nunca empiece a fumar (…) porque la verdad es que no hay una edad segura para empezar a fumar (…) es un día histórico para toda nuestra gente”
Ayesha Verrall
Ministra asociada de Salud
3, 600, 000
se ahorraría el Estado de lograr que la media de fumadores se reduzca de 13 a 5%
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