Qué fácil es la vida para algunos, donde su mayor preocupación y empeño es ir quejándose por todos lados de lo mal que lo tratan y de lo ofendido que se siente, pues sí, así se la vive un tal Napoleón Gómez Urrutia.
El flamante senador de Morena no se ha dedicado a otra cosa sino a recorrer algunos estados de la República para narrar lo sucedido en Zacatecas durante la presentación de su pasquín; el lloriqueo ha sido tal que algunos legisladores, e incluso gobernadores, le han hecho eco y se han sumado a sus lamentaciones.
Sean serios y ya supérenlo, dejen de ser cómplices de un bribón que no se cansa de estafar, timar y abusar desde su posición privilegiada a la clase obrera. Ese señor al que ustedes defienden porque las voces de justicia no le permitieron presentar su pasquín plasmado de mentiras, es el mismo que le robó 46 millones de dólares a más de siete mil mineros.
¿Cuántos de esos gobernadores y senadores que se han sumado con toda indignación a Napillo, han abierto las puertas de sus despachos para escuchar a la contra parte, a los trabajadores estafados o los empresarios extorsionados por el senador? ¿Cuándo?
Es momento de que cumplan con su labor y se pongan del lado del pueblo, en lugar de apoyar y hacerle la cartera más gorda a un impostor. Señores, conozcan la historia, la real, no la que narra en su librillo de mentiras, no en la que olvidó decir cómo sin ser trabajador usurpó la dirigencia del Sindicato, ni cómo ha modificado los estatutos para usarlos en su beneficio.
También olvidó contar por escrito, porque vaya que le encanta presumir, sus viajes familiares por castillos europeos, la colección de autos de lujo de su hijo, los viajes en jets privados, sus innumerables y costosas residencias. ¿Por qué no escribe de eso?, ¿por qué no habla de cómo sus hijos en esta administración se han vuelto empresarios de alto calibre?
Tampoco dice que es canadiense, que engañó a los mexicanos y burló la Constitución al ocupar una senaduría. Al libro también le faltó el pasaje de cuando dejó en el desamparo a las familias de Pasta de Conchos, o cómo es que se convierte en pionero del outsourcing en la minería y se enriquece al implementar y abusar de esta figura.
O bien, que mejor nos cuente cómo hoy se hace pasar como defensor de la democracia sindical, sabiendo que en 2010, castigó a varias secciones mineras que le negaron su apoyo para reelegirse: les quitó sus derechos sindicales por querer ejercer una verdadera democracia.
Seamos claros, el verdadero “Triunfo de la Dignidad” será cuando regrese los 46 millones de dólares que se robó, cuando deje de secuestrar empresas con ayuda de la delincuencia, cuando deje de privar de su empleo a los obreros para sacar un beneficio económico, cuando realmente se preocupe por los trabajadores mineros y no por seguir enriqueciéndose.
Como mineros y protagonistas de esa historia, podemos desmentir cualquier capítulo de ese libro y evidenciar lo mitómano que es Gómez Urrutia, demostrar que no se trata más que un compendio de mentiras y fantasías.
El difundir estas mentiras, el defender ese libro que nada tiene que ver con la cultura ni la educación, es sumarse a un engaño. Señores legisladores y gobernadores, el legitimar esta historia es convertirse en cómplices de las fechorías de un impostor.
Es momento de que cumplan con su deber, de defender a la gente, de apoyar a los más desprotegidos, de hacer cumplir la ley y dejar de encubrir a delincuentes y mafias que son protegidos por el fuero de la 4T.
@CarlosPavonC