El próximo jueves 16 de diciembre, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) dará a conocer su última decisión de política monetaria del año.
El consenso entre instituciones bancarias apunta un aumento de 25 puntos base, sin embargo, Banorte anticipa un alza de 50 puntos base, que ubicaría la tasa de referencia a 5.50%, debido al “complicado” entorno que se ha registrado en las últimas semanas, “lo que es clave para explicar la aceleración en el ritmo de apretamiento”.
En ese sentido, precisaron que la extensión al alza de las presiones inflacionarias domésticas, la alta probabilidad de una retirada más rápida de los estímulos económicos en Estados Unidos y la probabilidad de que la Fed suba su tasa de referencia a mediados de 2022, más la reciente depreciación del tipo de cambio, son factores que podrían influir para validar la visión de aplicar una política monetaria más restrictiva.
Por su parte, los analistas de Santander consideran que la Junta de Gobierno del Banco de México elevará la tasa de política monetaria en 25 pb a 5.25%.
Prevén que dentro de la Junta los votos se dividirán y es posible que cuatro están a favor de un alza de 25 pb, con el Subgobernador Gerardo Esquivel disintiendo como lo hizo la última vez.
El actual nivel de la tasa oficial está muy por delante de otros pares de la región con respecto a donde debería estar antes del “despegue” de la Fed, lo que explica parcialmente la estabilidad del peso.
Por su parte, Citibanamex, en su perspectiva semanal, anticiparon que el banco central aumentará 25 puntos bases en la tasa de referencia en su última decisión monetaria del año.
BBVA señaló que el Banxico mantendrá el ritmo gradual en su ciclo de subidas preventivas y en la tasa monetaria de diciembre, prevén un alza de 25 puntos bases. Anticipan que los aumentos continuarán en el primer trimestre de 2022.
Respecto en las expectativas de la inflación en el corto plazo,el área de análisis de banorte estima que haya ajustes al alza ya que persisten riesgos –como las más recientes presiones inflacionarias en noviembre–, y nuevos factores de potencial presión, entre los que se encuentran posibles disrupciones adicionales por la propagación de la nueva variante de coronavirus Ómicron y un posible sesgo al alza ante un aumento mayor al esperado en el salario mínimo de 2022.
“Esto implica crecientes riesgos para el anclaje de las expectativas de mediano y largo plazo, lo que a su vez requiere una postura monetaria más firme con el fin de apoyar al proceso de formación de precios”, se lee en su análisis económico.
LEG