Pancho Graue

La inflación sin control a nivel mundial, marca de forma definitiva el fin del último ciclo económico expansivo mundial que duró casi 11 años. La pandemia de Covid aceleró de forma importante lo que la Deutsche Bank define con gran acierto: la Era del Desorden.

¿Qué va a caracterizar a esta era del desorden?

Las tensiones políticas y comerciales entre EU, Rusia y China. China amenaza la hegemonía económica de Estados Unidos, y la respuesta americana es cada vez más dura en su relación comercial y política. Por lo que respecta a Rusia, parece que EU está dispuesto a pasar a una política exterior mucho más agresiva ante las pretensiones de Putin de intervenir en Ucrania. Se terminó la mutua tolerancia. ¿La guerra fría está de regreso?

Mayor deterioro de la Unión Europea. La reacción posterior al Brexit, la respuesta ante los países con dificultades económicas y las acciones comunitarias ante la pandemia determinarán si la UE evoluciona hacia una mayor integración o hacia un estancamiento de las relaciones entre sus miembros. Polonia está en la mira.

Incremento de la deuda y generalización de la Teoría Monetaria Moderna. Esta teoría sostiene que los países no deben preocuparse por una deuda pública elevada, ya que se puede agregar más dinero a la economía (de manera física o digital) para enfrentar sus obligaciones. El problema real, el que afecta sobre todo a los más pobres, es la inflación. Estados Unidos y la Unión Europea están aplicando al pie de la letra esta receta. Están exportando inflación al resto del mundo.

Inflación más recesión: estanflación. La inflación aparece cuando la demanda de bienes y servicios es superior a la oferta. Esta dinámica económica es muy peligrosa pues con ella aumentan los precios, las empresas venden menos, crecen los inventarios, se incrementa el desempleo y se produce una caída del consumo que hace disminuir nuevamente la demanda. Estamos en la ruta más peligrosa: estanflación global.

Incremento de la desigualdad. En la era del desorden crecerá la desigualdad, incluso en los países desarrollados, al afectar de manera diferente a los distintos sectores de la economía.

La economía tendrá forma de K: a una parte de la economía le irá muy bien (plataformas digitales, industria alimentaria, farmacéuticas, etcétera) y a la otra le irá muy mal (hostelería, aerolíneas, restaurantes, cines…).

Se verán grandes cambios de política fiscal con el fin de balancear tanto las cuentas públicas como la desigualdad económica. Proteccionismo a la vista.

Conflicto intergeneracional. Es previsible un enfrentamiento entre los intereses de los jóvenes, que van a vivir en condiciones más precarias que sus padres y tendrán que hacer frente a la deuda que se está acumulando ahora, y las generaciones mayores (con mejor protección social: pensiones, sistema de salud, etcétera). El aumento de la esperanza de vida y la baja natalidad en los países desarrollados harán imposible pensiones sostenibles.

El cambio climático. Es impostergable el cambio a un modelo económico sustentable y la reversión del gran deterioro medioambiental que el planeta ha venido sufriendo en las últimas décadas. Pero están los que anteponen el progreso económico a la protección medioambiental y niegan el cambio climático. Y éstos, no son pocos.

Todos estos retos, aunados a un cambio irrefrenable en las tecnologías que han cambiado nuestra forma de trabajar y socializar -aún sorprendente- nos tienen en permanente incertidumbre.

¿Cómo enfrentaremos en México el futuro? Esto es lo que los mexicanos queremos escuchar de quienes pretenden gobernarnos en 2024. Urge presentar y debatir propuestas.

@Pancho_Graue

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