Héctor Zagal
(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)
De acuerdo con el evangelio de Mateo, unos magos de Oriente se presentaron ante el rey Herodes para preguntar dónde había nacido el rey de los judíos. Herodes se inquietó, por decir lo menos. Intentando ocultar su ira, consultó a los sacerdotes y maestros de la ley sobre dónde nacería el Mesías. Según las profecías, el Mesías nacería en Belén. Después de darles santo y seña a los magos sobre cómo llegar a Belén, les pidió que le avisaran cuando lo encontraran. Sin embargo, fueron advertidos en sueños de no volver con Herodes.
Como los magos no volvieron, Herodes montó en cólera y mandó asesinar a los niños de dos años para abajo que vivían en Belén y sus alrededores. Una descripción más detallada de la matanza podemos encontrarla en el Evangelio armenio de la infancia de Jesús; evangelio apócrifo, por cierto. En este mismo evangelio, además, encontramos que los magos de Oriente llegaron a Jerusalén con un ejército de 4 mil hombres cada uno. Tomando en cuenta que un día Herodes se despertó con un ejército de 12 mil hombres afuera de su ciudad, su pánico y furia son entendibles. El niño buscado por los magos no era uno cualquiera.
¿Por qué Jesús no fue pasado por la espada de los soldados de Herodes? Un ángel prevido en sueños a José de que debía tomar al Niño y a María, y huir a Egipto.
¿Qué tiene que ver esta matanza con bromas, noticias falsas y préstamos de dinero? Les confieso que me suena a humor negro. Aunque no conocemos con certeza las fechas en las que ocurrió el nacimiento de Jesús ni cuándo llegaron los reyes magos con Herodes, las fechas aproximadas de festividades paganas nos dan cierta luz al respecto. La Navidad comenzó a celebrarse alrededor de los días festivos de las Saturnales, festividad romana en honor al dios Saturno. Se celebraban del 17 al 23 de diciembre, a la luz de antorchas, representando el período más oscuro del año, el cual terminaría con el nacimiento del Sol invictus el 25 de diciembre. Las Saturnales también se festejaba con un cambio en los roles sociales; los esclavos eran liberados temporalmente de sus obligaciones y sus señores solían tomar los de ellos.
Imaginen cómo sería que el esclavo fuera el amo y el amo el esclavo. Una fiesta de locos, de bromas, de peticiones absurdas y desproporcionadas. Sería ingenuo y demasiado inocente tomarse en serio lo pasara en esos días. Parece que fue el ambiente festivo de estos días de finales de diciembre lo que originó el recuerdo de la matanza de inocentes con una celebración de hacer caer a un inocente en bromas de todo tipo.
México celebra el día de los inocentes por influencia de España. Para finales del siglo XIX, los mexicanos se hacían bromas que consistían en pedir dinero prestado a amigos o familiares el 28 de diciembre. Cuando se obtenía el préstamo, se decía al inocente: “Inocente palomita / que te has dejado engañar, / sabiendo que en este día / en nadie debes confiar.” Según la tradición, después se devolvía lo prestado sobre una charolita de hojalata, encima de la cual se colocaban juguetes miniatura que, además, iban acorde al género del inocente. Si era mujer, los juguetitos solían ser escobitas, cubetitas, planchitas o muñequitas; si era varón, se le ofrecían martillitos, pincitas, serruchitos o carritos. Al momento de devolver lo prestado, en la charolita se incluía una tarjeta que rezaba: “Herodes cruel e inclemente, / nos dice desde su fosa, / que considera inocente / al que presta alguna cosa.”
Cuidado con las noticas y peticiones durante un 28 de diciembre.
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal