Juan Guaidó estará “encargado de la presidencia” de Venezuela otro año, sin poder real y encarando profundas fracturas en la oposición, pero con el apoyo de Estados Unidos, que le entregó vastos recursos bloqueados al gobierno de Nicolás Maduro.
El panorama no es alentador para este dirigente de 38 años, con bajísimos niveles de popularidad luego de tres años sin cumplir su promesa de desplazar a Maduro del poder.
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“Hoy gana la Constitución, hoy pierde Nicolás Maduro“, celebró Guaidó tras ser ratificado la noche del lunes por diputados del Parlamento de mayoría opositora electo en 2015, que terminó su legislatura en enero de 2021 pero que defiende su “continuidad”.
Guaidó se proclamó presidente en una plaza en 2019, en su posición de jefe de la Asamblea Nacional, tras desconocer la reelección de Maduro en 2018, en unas elecciones que consideró fraudulentas y que la oposición boicoteó.
Sin embargo es Maduro quien tiene el control total del territorio, con respaldo de la Fuerza Armada, a la que le ha entregado mucho poder.
Guaidó “es una especie de Frankenstein político que fracasó”, dijo recientemente el mandatario, cuyo poder no está en riesgo, empoderado por la victoria de su partido en las regionales de noviembre.
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“El imperialismo creyó que Venezuela le pertenecía y que ellos, de manera colonial, podían poner a un presidente”.
Guaidó es reconocido por decenas de países, aunque cada vez con menos fervor. Estados Unidos es su principal aliado. Fue el expresidente Donald Trump quien encabezó una ofensiva internacional para derrocar a Maduro, a quien bombardeó con sanciones económicas.
LEG