La elaboración artesanal de la rosca tradicional del Día de Reyes sobrevive en Oaxaca a la industrialización que, aseguran muchos, se ha llevado el rico sabor de este pan que caracteriza a una de las festividades más arraigadas en todo México.
En Tlacolula de Matamoros, en el valle central de Oaxaca, la panadería Chagüita es un ejemplo de que se mantiene viva la tradición, pese a las restricciones y baja en ventas derivado de la pandemia de Covid-19.
Y es que, explica la panadera Azalia Bautista, además de los ingredientes naturales como la harina y mantequilla, se hacen en un horno de leña, lo que en su conjunto le da ese rico sabor que deleita a chicos y grandes.
Para tener listas al menos 500 roscas, apunta, inicia desde una noche antes y a la mañana siguiente solo se realizan los últimos detalles.
Detalla que a pesar de que se empiezan a vender desde una semana antes, los días de mayor venta son el 5 y 6 de enero.
En la panadería Chagüita la pieza chica se vende en 150 pesos y tiene ocho niños Dios, mientras que la rosca grande cuesta 300 pesos con 14 “muñequitos”.
LEG