Los escándalos no paran en el medio del espectáculo internacional, pero algunos de ellos, que si bien son los menos, han provocado, por ejemplo, cambios importantes en la ceremonia de los Globos de Oro hasta la decisión de retirar el nombre de J. K. Rowling de unas escuelas.
Estos son algunos de los casos sonados con los que iniciamos este 2022, aunque la problemática viene de tiempo atrás. Hace 11 meses Los Angeles Times señaló a la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés) de realizar prácticas discriminatorias y hasta de corrupción, lo que originó la cancelación de la transmisión de la ceremonia por parte de la NBC.
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Por otro lado, escuelas de Inglaterra decidieron retirar el nombre de J. K. Rowling de uno de sus edificios pues su comentario sobre las personas trans “no se alinean” con sus políticas y creencias escolares.
Según Felipe Gaytán, doctor en sociología y profesor investigador de la Universidad La Salle, estos eventos tienen que ver con la cultura de la cancelación, en la que alguien disiente de los temas que son políticamente correctos que acaban por cancelarse.
“Es decir, hay una especie de segregación de los que no piensan de esa manera y se les encapsula o se les expulsa y esto ha ocurrido mucho en las universidades de Estados Unidos, cuando se habla de temas como el conflicto en Medio Oriente, sobre identidades y orientaciones sexuales, cuando se tiene una postura distinta a lo que se considera políticamente correcto terminan siendo estigmatizados, entonces se da la llamado cultura de cancelación”, sostiene.
Ello genera “burbujas” sobre aquello que se considera políticamente correcto y que no se deben cuestionar, pero que origina mucha polarización, mientras hay algunos que a pesar de ello las retan.
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“Algunas degeneran en propaganda, odios que no tienen fundamento, por lo que la línea es muy delgada entre alguien que puede tener una opinión distinta y con argumentos dialogar o aquellos que simplemente expanden sus creencias como si fuera la verdad revelada.
“Y eso es a lo que se enfrenta Rowling cuando sube su tuit con el que es calificada de transfobia, aunque quizá ella no lo dijo en el sentido del odio, simplemente lo expresó y todo el mundo se le echó encima, esa es la delgada línea que hay entre emitir una opinión como una especie de propaganda, creencia, verdad a aquellos que pueden disentir de otros y entrar en un diálogo, ese es el punto de la cultura de la cancelación”, añade el experto.
Caso contrario pasó con los organizadores de los Globos de Oro que se encerraron en su burbuja y se volvieron intolerantes, una especie de exhibición de lo que ha ido en contra de la acción informativa, es decir cuando se tiene condiciones desfavorables que lo hacen vulnerable a la discusión.
“Ellos se han encerrado en su propio ´globo de oro’, para privilegiar a sus integrantes blancos en una cultura norteamericana muy del estilo de la raza blanca y de los privilegios antes que abrirse a toda la diversidad, ya que son una organización muy opaca que no ha sido capaz de entender”, afirma.
El sociólogo está convencido de que este tipo de situaciones en las que se ven inmiscuidos tanto los Globos de Oro como J. K. Rowling no van a cambiar en nada a la sociedad. ”Si las grandes marchas y las manifestaciones no han logrado grandes cambios, mucho menos cancelar unos premios”.
Incluso, las redes sociales tienen mucho que ver con este fenómeno, que siempre se pensó que iba a ser el gran ágora de la discusión, aunque más bien lo que se ve es una especie de cierre y de clausura para el diálogo.
“Si se analizan las redes sociales, hay poca gente que disiente de lo que pensamos lo que genera burbujas que refuerzan nuestra creencia, nuestro sesgo cognitivo de que nosotros estamos bien y los demás están mal. Nos volvemos intolerantes con los intolerantes y se genera una especie de grito, de ruido más que un diálogo”, comenta Gaytán.
Por su parte la licenciada en psicología Paulina Martínez Rodríguez, asegura que la visibilidad de estos eventos tiene que ver con esta necesidad de pronunciarse como pasó en la década de los 70 con los homosexuales.
Sin embargo, se necesita mucho más que lo que se está haciendo en estos dos casos en especial, que no generan gran cambio en la sociedad, porque estamos hablando de algo que no es relevante para muchos.
“Todo esto va a cambiar con la educación, pero esto se verá en algunos años; también es necesario hacer conciencia primero en nosotros mismos para que realmente veamos una gran evolución en la sociedad”, finalizó Martínez Rodríguez.
LEG