“Es muy triste lo que les pasó”, opinó Mohamed Abrini este martes cuando, después de escuchar a supervivientes e investigadores, le preguntaron si tenía algo que decir a las víctimas de los atentados de París, los más sangrientos para la ciudad desde la Segunda Guerra Mundial.
“Son víctimas de la política exterior de Francia y la del Estado Islámico”, continuó Abrini, el primer acusado que declara en el juicio por los ataques yihadistas que sacudieron la Ciudad Luz en noviembre de 2015, con 130 muertos y 350 heridos.
“Los que se hacen explotar -en ataques suicidas-, lo hacen en respuesta a los bombardeos. Si no tenemos un soldado para matar en el lugar, atentamos”, continuó el hombre a quien se le acusa de complicidad en el alquiler de autos y apartamentos usados por los yihadistas, y en Bélgica por participación en los atentados de 2016 en Bruselas.
Pero Mohamed no era el primero en la lista para declarar. Su amigo de infancia, Salah Abdeslam, el único miembro con vida de los comandos responsables por los ataques de Francia, al norte de París, terrazas de la capital y la sala Bataclan, tuvo que aplazar su participación en el estrado tras contraer Covid-19 en prisión, a finales del año pasado.
Durante el interrogatorio, Abrini, de 37 años, estimó que “el Islam tal y como lo enseñó el profeta no es compatible con la democracia (…) Yo acepto todo, al igual que ustedes aceptan la historia de Francia, con sus páginas oscuras y luminosas”.
Aunque un médico declaró que Abdeslam ya no es contagioso y se presentó a la presente participación de los acusados, su interrogatorio está previsto para el 20 y 21 de enero.
Durante esta primera etapa, los acusados solo deben responder sobre los hechos del verano de 2015.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
LEG