Además de los efectos de la inflación y la pandemia, los pequeños comerciantes continúan enfrentando otros retos al inicio de 2022, tales como el ajuste al alza del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y un consumo menor por parte de los clientes, lo que afecta los ingresos del comercio local que, en su mayoría, son negocios familiares.
Las expectativas para que 2022 indican que será un año complicado para los negocios locales de las colonias y barrios, siendo la pandemia el principal desafío a superar –por autoridades y población en general– para mejorar las condiciones económicas, consideró Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).
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Al inicio de año, la cuesta de enero pasará a ser una pendiente que se pudiese extender hasta mediados de 2022, afirmó.
Asimismo, indicó que el aumento del 22% del salario mínimo, quedó por debajo de los gastos que tienen que realizar las familias para adquirir los alimentos para su manutención.
En entrevista, el representante de los pequeños comerciantes, recordó que al cierre de 2021, la inflación subyacente –que hace referencia a los costos de los alimentos y los servicios–, se ubicó en 5.94%, posicionándose en niveles histórico en más de 20 años, afectando el abastecimiento de los alimentos esenciales que ante el alza continua, afectó y continuará impactando en el poder adquisitivo de las familias mexicanas.
Es decir, las amas de casa, ya no pueden adquirir la misma cantidad de productos, de la misma calidad, por el mismo precio, pues el aumento constante de los precios, se los impide. “La gente está teniendo una inseguridad alimentaria muy importante; se están alimentando mal”, apuntó Rivera.
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Aunado a la inflación, el presidente de la Anpec indicó que el reciente ajuste al alza de 7.36% del IEPS, que aplica para tabacos, bebidas alcohólicas y azucaradas, botanas y pan de dulce, y cuyos precios han aumentado hasta en 5 pesos; dicho impuesto también aplica para las gasolinas, esenciales para el transporte de mercancías.
En ese sentido, dijo que el ajuste del IEPS, aplicable en los combustibles, impactó en el suministro y abasto de los alimentos al mercado, ya que genera incrementos en los costos de la logística de transportar los insumos a los puntos de venta, afectando el precio final de los productos que debe de ser asumido por los consumidores.
Asimismo, el 2022 inició con una caída del 30% del consumo por parte de los clientes, mermando el margen de ganancia diaria de los pequeños comerciantes, pues a menor venta, menor utilidad.
No hay precios estables
Desde hace varios años, Margarita y su padre atienden una pequeña tienda que ellos mismos abastecen, y cuyas ganancias son para el gasto familiar.
Ella comparte que para surtir la tienda, acuden a un almacén cercano y compran de mayoreo para obtener mayores ganancias, sin embargo, se han dado cuenta que los precios no se han mantenido estables, provocando que ellos ajusten al alza los costos finales.
No obstante, en ocasiones, cuando al momento de surtir el incremento no es muy alto, prefieren no traspasar el aumento al cliente, pero advierten a los consumidores que pronto subirá de precio.
“A veces las personas se quejan y nos dicen que por qué tan caro o que por qué volvió a subir, pero pues no es nuestra culpa… Si mantenemos los precios de antes, pues nosotros no ganamos nada y pues no nos daría para comer”, externa la joven.
Margarita señala que, a pesar de todo, la gente sigue comprando, pero en menor medida. Es decir, si antes compraban un kilo de huevo, ahora sólo medio kilo.
Pese a lo anterior, el negocio les ha permitido continuar ganando para el gasto familiar, porque, “aunque sea poquito, siempre sale algo”, expresa.
LEG