@guerrerochipres
Para combatir y erradicar las violencias de género ya no es suficiente con visibilizarlas e identificarlas o mostrar una simple tolerancia ante las diversidades, es necesario educar en el respeto a los derechos de todas y todos.
La agresión contra la activista trans Natalia Lane, ocurrida este fin de semana y expuesta por ella misma en sus redes sociales, es una agresión que no solo afecta a las poblaciones de la diversidad, sino a toda la ciudadanía.
La igualdad sustantiva no será tal en tanto persistan expresiones machistas y discursos de odio que normalizan e incitan a manifestaciones de violencia en diferentes formas y niveles. Las agresiones físicas e intentos de transfeminicidios deben ser erradicadas y cero toleradas. Tan sólo en 2021, el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra las Personas LGBT documentó 66 homicidios en el país y cinco desapariciones.
En la ciudadanía hay una mayor cultura de la inclusión, en la que se asume que cada persona es libre de definir y decidir su identidad. Educar con ese principio de respeto, desde la maternidad y paternidad responsable, evita violencia y discriminación en la sociedad, y al mismo tiempo da protección para no sufrirla ni ejercerla. Ese es el camino aunque todavía falta por recorrer.
El ataque a Natalia —asambleísta consultiva del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la CDMX y electa para el Parlamento de Mujeres del Congreso de la capital nacional— ya es investigado por la misma Copred, a cargo de Geraldina González de la Vega, y por la Fiscalía de Justicia, encabezada por Ernestina Godoy.
Esa agresión ocurre en un contexto de manifestaciones ultraconservadoras, como las expuestas por el diputado federal Gabriel Quadri contra personas trans —de quienes dijo buscan “deshumanizar y cosificar a las mujeres”—, y en un escenario donde 70% de la población considera que existe discriminación contra la comunidad transgénero y transexual, según la encuesta recientemente presentada por Copred.
Las violencias de género están claramente visibilizadas y hay una mayor cultura a reportarlas y hacerlas públicas.
En el caso de las agresiones a poblaciones diversas, incluso los reportes que el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX recibe a través de la Línea Diversidad Segura (800 000 5428) crecieron 240% el año pasado con relación al 2020, en su mayoría por rechazo y agresiones de la familia o de otras personas.
Construir una ciudad de derechos y de igualdad sustantiva, en cualquier territorio cobra sentido, y en la capital nacional la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha realizado de manera permanente llamados a evitar los discursos de odio y a modificar la estructura de pensamiento que normaliza esas violencias y discriminación. Solo así podremos vivir una ciudadanía en plenitud.