Otro juicio por crímenes cometidos en Siria comenzó esta semana en Alemania, esta vez en contra de un médico acusado de torturar a prisioneros y de matar al menos a un opositor del presidente Bashar Al Asad mediante inyección letal.
La fiscalía federal alemana lo juzga por “crímenes de lesa humanidad”, en nombre de la jurisdicción universal de Alemania, y puede ser condenado a cadena perpetua, como sucedió la semana pasada en la sentencia de un antiguo oficial sirio ante el Alto Tribunal regional de Coblenza, el primero de este tipo.
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Alaa Mousa, médico de 36 años, enfrenta acusaciones por perpetrar ataques sistemáticos en contra de la población civil en Siria, también por tortura y maltrato psicológico a los detenidos por oposición al régimen.
En el ejercicio de su profesión, pudo haber perpetrado crímenes en al menos dos hospitales militares, además de una prisión de la inteligencia militar siria entre abril de 2011 y finales de 2012 en Homs, bastión de la oposición al régimen.
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De los episodios relatados por la fiscalía, destacan la aplicación de la inyección letal para “demostrar su poder”, y el haber encendido fuego en heridas de pacientes mediante el uso de material de sanación.
Mousa confirmó haber trabajado en establecimientos del ejército hasta julio de 2014, y llegó a vivir a Alemania por medio de un visado oficial. En el momento de su detención, en junio de 2020, ejercía en una clínica de rehabilitación en Bad Wildungen. Para estos procesos, Alemania aplica el principio jurídico de competencia universal, que permite a un Estado juzgar a los autores de los crímenes más graves, sea cual sea su nacionalidad o el lugar donde fueron cometidos.
LEG