Se defiende desde 2010 tras la filtración de más de 700 mil documentos secretos relacionados con las intervenciones estadounidenses en Irak y Afganistán. Su caso es objeto de estudio para defensores de la libertad de expresión, quienes consideran que WikiLeaks tiene los mismos derechos que otros medios a publicar información clasificada, en tanto sea de interés público.
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Con Donald Trump en la Casa Blanca intentó a toda costa ser extraditado a EU, pero hoy continúa la persecución que inició hace más de una década contra Julian Assange, el fundador de la plataforma donde se expusieron los secretos de Estados Unidos.
Ayer, el australiano de 50 años consiguió la autorización para apelar nuevamente ante el Tribunal Supremo británico en contra de la sentencia de extradición que fue expedida en diciembre de 2021.
Aunque el propio Joe Biden declarara que los medios son la base de la democracia y que gracias a ellos la población se mantiene informada y pide cuentas a sus gobiernos, los 18 cargos que le imputan al australiano no han sido retirados.
Assange está recluido en la prisión de Belmarsh, una especie de Guantánamo británica de la que no quisieron excarcelarlo por temor a que escapara. Cuando lo capturaron, en 2019, llevaba años como asilado político en la embajada ecuatoriana de Londres. Assange enfrenta una condena máxima de 175 años de cárcel.
CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS
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