Una segunda fuga de crudo en la costa de Perú se produjo ayer mientras se realizaban labores en un ducto submarino de la refinería de Repsol, sin embargo, la compañía aclaró enseguida que se trataba de un “afloramiento controlado”.
Hace apenas 11 días, el derrame de seis mil barriles de petróleo causado por la erupción del volcán Tonga al sur del pacífico afectó gravemente el ecosistema costero de Ventanilla, al norte de Lima.
Según el comunicado del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), del Ministerio del Ambiente, la fuga ocurrió cuando se realizaban trabajos previos al retiro del extremo del ducto.
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La petrolera española aseguró que solo se trató de un “afloramiento controlado de remanentes del derrame del pasado 15 de enero”, y que se realizó con el fin de investigar las causas de ese siniestro.
“Este afloramiento estaba contemplado. Se habían instalado previamente las barreras de contención, elementos absorbentes y la máquina que remueve el petróleo flotante (skimmer), que ya se encontraban dispuestos en la zona como medida de seguridad. De esta manera, se logró controlar el hidrocarburo”, y aclaró nuevamente que no se trataba de otro derrame.
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Mientras siguen las operaciones de limpieza y rescate de fauna por parte de brigadistas, voluntarios, y pescadores contratados por la propia Repsol, cuatro empleados responsables de la compañía serán llamados para dar su declaración a la fiscalía ante los señalamientos de haber proporcionado información falsa a las autoridades sobre el derrame del 15 de enero.
LEG