Foto: Cuartoscuro / archivo Debe haber una negociación entre los defensores de la tauromaquia y los antitaurinos, dijo Carlos Bautista, académico de la Universidad La Salle.  

Con la eventual prohibición de las corridas de toros, especialistas llamaron a resignificar la llamada fiesta brava y encontrar un punto medio entre los defensores de la tauromaquia y los antitaurinos, a fin de no afectar a las familias que dependen económicamente de este giro, y ante el riesgo de que los ingresos del Estado se vean disminuidos ante la propuesta de ley.

En entrevista con este diario, Carlos Alberto Bautista, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad La Salle, consideró que se debe llegar a una negociación entre los puristas taurinos y los defensores de los derechos de los animales, pues se corre el riesgo de impactar significativamente a los ingresos de las familias que dependen de esta actividad, así como a los fondos que percibe el Estado.

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“Tiene que haber una negociación, pues se van a los extremos de prohibirlo totalmente o de que continúe exactamente igual; las dos son muy extremistas. El mejor ejemplo es el caso de los circos, pues cuando se prohibió el uso de animales, su atracción cayó muchísimo, al grado de que ahora casi no hay circos; entonces, esto se trató de regular de manera tajante y provocó esto, pues nunca se llegó al punto medio para ver qué animales sí podían tener”, explicó.

Bautista abundó que en la Plaza de Toros México, la fiesta taurina genera cerca de 800 empleos directos, pero a la vez algunos indirectos, ya que señaló que, por extraño que parezca, las corridas llegan a generan turismo para la ciudad, además de que los organizadores deben pagar los impuestos Sobre la Renta (ISR) y al Valor Agregado (IVA).

“Para empezar, la Plaza de Toros debe pagar predial, ISR e IVA; entonces, tras la corrida, los organizadores deben pagar estos impuestos. Por ejemplo, si una corrida llega a vender un millón de pesos, vamos a encontrar que el ISR e IVA llegan a ser una parte importante de esa taquilla, y que el Estado depende de cobrar esto”, abundó.

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El abogado puso como ejemplo que en Estados Unidos, desde hace casi 50 años, se reglamentaron las corridas para que no se sacrifique al animal, sólo se le torea y no se le ponen banderillas. Por ello, consideró que México debería ir por esta ruta para conservar la fiesta taurina.

Respecto al supuesto arte que representa la fiesta brava, el también investigador de la Universidad La Salle, Jorge Valtierra, señaló que más bien es una cultura, desde la manufacturación del traje de luces, la música, la fotografía y los libros, pero no así lo que implica la tauromaquia.

FRASE:
“Se puede considerar a la fiesta brava como un arte, pero como memoria histórica; ya en la actualidad no puede verse como tal”
Jorge Valtierra
Investigador de la Universidad La Salle

Para ganaderos, sentencia de muerte

De aprobarse la ley que prohíbe las corridas de toros en la CDMX, José Manuel Fernández vería en riesgo su negocio de ganadería, ya que la crianza del toro de lidia dejaría de ser rentable, además de que el sustento de seis familias estaría en peligro al disminuir significativamente el trabajo.

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El propietario de la ganadería El Rocío, en Puebla, dijo que su negocio familiar se fundó en 1947, por lo que indicó que de abolirse la fiesta brava en la capital, su patrimonio se vería afectado y dejaría de ser rentable, toda vez que cuenta con 150 cabezas de ganado.

“El impacto sería económico, pues dejarían de trabajar muchas personas en el campo y también habría afectación a los trabajos indirectos, hablando sólo de ganadería, ya que hay otros giros alrededor del toro, como los sastres, pintores, escultores y músicos”, precisó.

Fernández abundó que los vaqueros dejarían de trabajar, al igual que el campo disminuiría la producción de maíz, pues la crianza del toro de lidia no sería rentable.

Ante ese eventual panorama, el empresario criticó que en el debate mucha gente juzgue sin conocer el espectáculo.

Sobre la derrama económica que dejan las corridas de toros al año, el ganadero precisó que el monto asciende a siete mil millones de pesos, aproximadamente, pues con la fiesta brava también se paga hospedaje en hoteles, a transportistas, músicos, ganaderos y sastres, entre otros giros.

LEG